Vivir con un adolescente y cuidar su autoestima
Comenzaremos por establecer un supuesto fundamental. Entenderemos que el proceso vital
es un proceso de cambio continuo un proceso de desarrollo constante, que se inicia con el
nacimiento y que culmina con la vejez y finalmente la irreversible muerte.
Así, durante toda la vida los seres humanos pasaremos por varias crisis vitales que nos harán
evolucionar y progresar en un camino que va desde la necesidad de vincular y mantener dicho
vínculo protector (familia, amigos, pareja) y la necesidad de autorrealizarnos y ser nosotros
mismos, de construirnos en las relaciones que establecemos fuera de nuestra propia familia.
Uno de los momentos más especiales que tenemos que afrontar en nuestra vida es la
transición de la vida infantil a la vida adulta, algo que conocemos como adolescencia o
pubertad
¿Por qué precísamente la adolescencia es un momento tan especial
y por qué nos resulta tan dificil de manejar a los adultos?
En primer lugar debemos aceptar que nuestro hijo/a ya no es un niño, ya no nos necesita tanto, a los cambios físicos, biológicos y hormonales que son bien evidentes tendremos que sumar los cambios en su comportamiento que son indicadores de un cambio en las referencias. Dejan de tener importancia los modelos parentales y pasan a un segundo plano, a partir de la pubertad los modelos que nuestros chavales seguirán se encuentran en el grupo de sus amigos, en las redes sociales, en los deportistas en los héroes de comics o videojuegos.
Dejará de ser importante lo que les dicen sus padres y pasarán a tener la máxima importancia los “likes”. los “followers”, las “quedadas”. Cambian sus intereses y se alejan de la protección de papá y mamá, y esto no siempre es bien aceptado por estos últimos.
Los problemas de la adolescencia suelen venir heredados desde la primera infancia, es decir ponemos en relación la forma en la que nos relacionamos con los hijos cuando son pequeños con la forma en la que nos relacionamos con ellos cuando son mayores. Establecemos con ellos mandatos o roles, formas de comportarnos ante sus demandas y tratamos de que ellos respondan de una determinada manera.
Puede parecernos que los niños con problemas y dificultades en la pubertad provienen de un entorno especialmente roto, o desregulado, los que han vivido y crecido en una familia «disfuncional».
Esto es cierto sin duda, y chavales con problemas en casa suelen presentar dificultades de ajuste en otros ámbitos de su vida. Sin embargo desde Psicopartner hacemos especial hincapié dentro de la terapia familiar en otros elementos como por ejemplo la sobreprotección que va a impedir o dificultar que permitamos crecer e independizarse a nuestro hijo, generando unas dependencias y unos conflictos en la familia que pueden dificultar su desarrollo como personas y que busquen fuera el reconocimiento y la mirada que no pueden tener en casa.
En este sentido conviene hablar de polarización, los bebés llegan polarizados a la vida, una polarización que sirve siempre al mantenimiento del vínculo. Ésta polarización hace referencia a que el niño siempre tendrá una percepción de que mamá, papá siempre son buenos, siempre hacen lo que necesita el bebé y por tanto todo lo que hacen sirve para proteger y poder crecer.
Es paradójico porque en la adolescencia precísamente lo que va ocurrir es que necesitaremos mantener esa polarización y por tanto la sensación de que nuestros padres están ahí para nosotros de forma incondicional. Sin embargo y pese a necesitar esa vinculación los adolescentes tiran y tiran de los adultos tratando de despegarse. Como podemos intuir en un caldo de cultivo de conflictos, de incomprensiones y de dificultades de comunicación si papá y mamá no entienden esto y no aprender a estar ahí siempre para sus hijos.
Esta particularidad de la adolescencia coloca a los adultos en un reto constante, un reto para tener paciencia, para ser capaces de tener una mirada incondicional sobre los chicos y para saber estar cuando nos vuelven a necesitar porque no nos engañemos, siempre vuelven, siempre necesitan a sus figuras vinculares para que hagan esa labor de rescate y de apoyo cuando ellos lo necesitan.
Y nos van a necesitar para afrontar gran cantidad de situaciones vitales en las que necesitan que seamos conscientes de que aunque se crean «mayores, adultos» siguen construyéndose en la relación, siguen necesitando que cuidemos lo que los adultos decimos y como lo decimos, lo que hacemos y como lo hacemos.
¿Cuándo es aconsejable que un adolescente acuda a un Psicológo?
Éstas son algunas de las dificultades que tienen que ver con la autoestima y que podemos observar en los adolescentes, y que nos deberían poner en alerta, que nos deben llevar a la consulta de un especialista:
- Aislamiento (especialmente del grupo de iguales).
- Dificultades con el sueño.
- Dificultades con la alimentación (por exceso o por defecto).
- Falta de interés por aspecto que antes eran de su agrado.
- Ansiedad, discusiones en la familia y/o cambios constantes en el humor.
- Estado de ánimo apático, triste de forma permanente.
- Presencia de autolesiones y de ideación autolítica (hacerse daño a sí mismo).
- Descenso acusado y repentino del rendimiento académico.
El tratamiento terapeútico especializado en Adolescentes en Psicopartner
En Psicopartner el apoyo a las familias y a los adolescentes partirá desde un posicionamiento sistémico, desde una perspectiva de respeto por la identidad de la persona en todas sus facetas y en todos sus ámbitos de vida.
El abordaje de los problemas del adolescente ya exige que en el momento de la terapia entendamos todos que no se trata de niños. Realmente su forma de ver y entender el mundo se asemeja cada vez más a la de los adultos y por ello las herramientas terapéuticas se también serán similares a las de los adultos. Al igual que en las terapias de los niños se da participación en el proceso a la familia próxima, con quienes se trabaja, para mejorar la dinámica de la relación familiar.
La sintomatología descrita más arriba suele estar asociada con patologías del estado del ánimo, de la personalidad, los desajustes en las relaciones personales, tanto en los grupos de amigos como de pareja, la exposición a situaciones de riesgo, en el ámbito del consumo de sustancias o en el ámbito de la sexualidad, los trastornos de la conducta alimentaria y las tan temidas autolesiones, síntoma casi siempre de dificultades disociativas y expresión de un dolor que no pueden poner en palabras.
El proceso de psicoterapia breve, incluye un paquete de entre 20 y 25 sesiones en las cuales se abordan con técnicas narrativas, con técnicas cognitivo-conductuales, con formación en inteligencia emocional y si se considera necesario técnicas EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares) para el procesamiento y el ajuste en situaciones potencialmente traumáticas.
La clave del éxito en nuestro proceso está en la capacidad de los profesionales para conseguir un vínculo con el adolescente que le permita hablar, narrar, en definitiva explicarse y colocarse en su lugar en el mundo.
En Psicopartner hemos desarrollado programas terapéuticos específicos para adolescentes para poder realizarlos tanto de forma presencial como a través de nuestro área de psicólogos online. Llámanos al 914 669 862 o envíanos a un email a hola@psicopartner.com para solicitar una primera sesión, estaremos encantados de atenderte.