Cómo prevenir el acoso escolar desde casa

Leyendo a José Antonio Luengo, en su publicación «El acoso escolar y la convivencia en los centros educativos«, publicado por la Consejería de educación de la Comunidad de Madrid en 2019, encontramos la siguiente definición del mismo que nos referencia a «Dan Olweus (1983), precursor avanzado en la investigación del maltrato entre iguales, definió el acoso como “una conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un alumno contra otro, al que elige como víctima de repetidos ataques. Esta acción, negativa e intencionada, sitúa a la víctima en una posición de la que difícilmente puede salir por sus propios medios”.

La aparición de la violencia en el entorno escolar y familiar como recurso para la resolución de conflictos entre los niños, niñas y adolescentes es cada vez un problema de mayor envergadura que preocupa por igual a familias y escuelas. Cada vez son más notorios los casos con final trágico que podemos leer en periódicos y ver en las noticias.

Suele sorprender cuando en sesiones y escuelas de familia hacemos referencia a la edad de inicio de estas presiones de grupo y estas dificultades relacionales que pueden acabar en problemas muy serios para uno o varios de los chicos. Las estadísticas en España nos indican que las primeras situaciones de acoso se dan antes de la adolescencia, son los cursos de los últimos ciclos de la primaria, donde se gesta el caldo en el que se cultivan ingredientes para que aparezca el acoso.

Aparece la presión del grupo de iguales como un motor de la conducta de los niños y niñas, cambian sus modelos, ya no tienen un superpapá o supermamá a los que admiran y tratan de imitar, de forma que hay casos en los que los padres dicen no reconocer a sus hijos/hijas cuando les ven interactuar con otros niños y/o adolescentes.

prevención de acoso escolar

El desarrollo de tecnologías multimedia cada vez más atractivas y realistas y su libre acceso a través de las redes de comunicación de todo tipo contribuyen de manera notable, por la falta de ética y control sobre los desarrolladores, sumándose a la preocupación general sobre el acceso contenidos violentos que tienen en nuestra sociedad los menores. Además debemos sumar a este libre acceso la señalada brecha digital que presentan los padres con respecto a sus hijos, padres y madres que en algunas ocasiones, ni conocen ni comparten los espacios digitales en los que se mueven los niños.

Se produce así mismo un cambio de paradigma, de la infancia a la adolescencia, ¿estamos preparados?, cambian los modelos y las referencias. La familia deja de ser el núcleo preferente en el que se desenvuelven los niños y niñas, aparecen los grupos de amigos, fuera y dentro de las redes sociales y se establecen lazos afectivos con ellos que perduraran en muchos casos durante toda la vida.

En este caldo de cultivo aparecen las conductas violentas, es un problema de la sociedad no de los individuos y debemos ser conscientes de ello y actuar para proteger a nuestros hijos.

Diferenciaremos entre la violencia física la más evidente y aquella otra que no deja huellas visibles, la psicológica y enseñar a los hijos/hijas que tan grave es la una como la otra.

Debemos dar ejemplo, nuestros hijos/hijas aprenden a afrontar la realidad en base a como nosotros les mostramos que se puede afrontar, todos conocemos casos de personas que tienen miedo a las tormentas y “contagian” a sus hijos/hijas de dicho miedo a las tormentas, de la misma forma podemos contagiar a nuestros hijos/hijas las respuestas violentas o degradantes como forma preferente para resolver conflictos.

En este artículo nos vamos a ocupar de tratar el asunto desde dos perspectivas, la del niño que acosa y la del niño acosado.

La comunicación; el gran aliado para prevenir el acoso.

No nos cansaremos de decirlo en todos los foros en los que podamos ser escuchados, los profesionales de la educación y los sanitarios que atendemos a los pequeños. Establecer con los menores, desde que son bien pequeños una rutina de comunicación de tolerancia y de respeto por su voz y sus opiniones, por generar con ellos un espacio de confianza, en el que se sientan totalmente seguros de que van a ser oídos, será el mejor mecanismo que podremos implementar para prevenir el acoso, el ciberacoso y cualquiera de las dificultades que una exposición social inadecuada puede provocar.

Y es que el principal factor de daño para los niños y niñas acosados es el silencio que se ven obligados o que se sienten obligados a guardar sobre lo que está pasando.

Cuando tenemos la oportunidad de acceder a los niños en los momentos previos a la adolescencia, podremos implementar unas sencillas reglas para ellos, fáciles de cumplir, sencillas y que van destinadas a reducir la carga de responsabilidad que aparece siempre detrás del miedo y del silencio:

  • No respondas nunca a las provocaciones, si lo haces a los chicos y chicas «malotes» les va a parecer divertido y seguirán haciéndolo con más intensidad.
  • No te escondas, mantente siempre a la vista de otros adultos, y si tienes que ir al baño, ve siempre acompañado.
  • Sobre todo, lo más importante, cuenta lo que te pase. Si te da vergüenza hablar con tu profe, con tus padres, siempre hay un primo mayor, un tío o una tía en quien confiar y a quien podrás contarle que no estás bien y que necesitas ayudar. A partir de ese momentos serán los adultos los que se encargarán de resolver las dificultades.

Se trata de 3 reglas sencillas, fáciles de entender por los chavales y que, aunque no garantizan su protección al 100%, minimizan los riesgos para los críos.

Cuestiones a valorar para prevenir las respuestas agresivas

Pero qué pasa con los niños que pegan, insultan en definitiva con los niños que acosan, ¿son malos?, ¿merecen que les prestemos atención para que reciban ayuda o solo el castigo por su mala conducta?. Entenderemos que ellos de alguna forma son también víctimas, pero de una sociedad que durante mucho tiempo ha sido consentidora o ciega ante ellos y sus clarísimas dificultades relacionales, veamos ahora algunos consejos para prevenir desde casa la aparición de conductas violentas en los chavales.

  • Es responsabilidad de todos, la sociedad es responsable, aunque el peso de la familia en el caso de niños y adolescentes es determinante.
  • Nuestra actitud ante los niños y niñas no debe ser de colegas o amigos, somos sus padres/madres y educadores y debemos concienciarnos de ello.
  • La exposición de los niños a conductas violentas por parte de sus progenitores dentro y fuera de la familia, enseña a los pequeños que éstas son válidas y por tanto normaliza su uso. Padres y madres tenemos la responsabilidad de no reproducir estos comportamientos, nuestros hijos nos observan y aprenden de nuestro modelo.
  • Los datos y estudios analizados nos indican que uno de los factores que incide en la emisión de comportamientos violentos y disruptivos es la incapacidad de controlar los impulsos, así que estamos obligados a prestar atención también a este aspecto.

Si estos factores inciden en la presencia de conductas violentas, ¿qué podemos hacer para impedir su aparición?

Debemos establecer normas y una cierta disciplina positiva, consensuada y elegida democráticamente en la familia, que ayude a los niños y niñas y adolescentes a saber diferir las recompensas e incluso a renunciar a un objeto a corto plazo a cambio de una recompensa mayor, por ejemplo, dejar de usar el móvil y no tocarlo en toda la tarde a cambio de una visita al parque de atracciones al cabo de unos días.

La violencia está socialmente consentida en determinados casos, es necesario que se promueva en las relaciones entre los miembros de la familia valores como el respeto mutuo, la negociación, la capacidad de escuchar y preguntar como alternativas a los comportamientos agresivos.

Los contenidos audiovisuales no son siempre adecuados a la edad del niño o niña que los manipula, existen para ello las clasificaciones por edades que nos ayudan a elegir qué es lo adecuado y lo que no lo es a cada edad. Se recomienda activar el control parental en los equipos multimedia con arreglo a la edad del niño o niña.

Concienciar a los miembros menos cercanos del núcleo familiar para que cumplan con las normas establecidas, para que respeten las edades de los contenidos multimedia y , por ejemplo, no realicen regalos “sorpresa” a espaldas de la familia.

Debemos supervisar los contenidos, la televisión, las tablet, móviles, el ordenador deben usarse siempre con acompañamiento de adultos responsables, especialmente en los niños más pequeños.

Vigilar el uso de las redes sociales, la confianza en nuestros hijos/hijas es muy importante, las redes son portales a lo desconocido y debemos asegurarnos vigilando que no se enfrenten a situaciones potencialmente peligrosas.

acoso escolar

Enseñando al niño a resolver conflictos

Dejamos en este apartado unas consideraciones para la aplicación en el entorno de la familia, se trata de un compendio de pasos básicos para la mediación en los conflictos. Cada persona tiene su forma de hacer y su estilo relacional, pero animamos desde aquí a enseñar a nuestros hijos con nuestro propio ejemplo. Siendo capaces de utilizar estos sencillos pasos en casa, en los conflictos del día a día, daremos a los chavales un ejemplo excelente de cómo resolver dificultades sin recurrir al uso de la agresividad.

Abordaremos al niño cuando esté en un momento receptivo, no en pleno conflicto, no cuando está encerrado en su habitación, no antes de salir a la calle con su grupo de amigos.

  1. Definimos el conflicto, para lo cual escucharemos a todas las partes, describiendo lo que ocurre con todo detalle de forma que consensuemos lo ocurrido.
  2. Consensuamos los objetivos, ¿ qué queremos conseguir?
  3. Listamos diferentes soluciones para alcanzar el objetivo en este momento incluimos en nuestras potenciales soluciones todas las que se sugieren, tanto las que implican violencia física y/o psicológica como las que no.
  4. Diferenciamos entre las soluciones propuestas, descartando las que no representen soluciones pacíficas, negociadas y compartidas por todos.
  5. Elegimos la que más se adecua a la situación y a las preferencias de las personas en conflicto y la aplicamos.
  6. Tras ello pedimos valoración a las personas en conflicto y de ser necesario cambiaremos por otra solución pacífica y democráticamente pactada.

Si mi hijo ya es una víctima del acoso

En este artículo hemos tratado de generar pautas para la prevención y el manejo de situaciones de potencial riesgo para los menores, si el pequeño o pequeña ya está sufriendo, estas pautas serán ya ineficaces sin ayuda profesional. Se requerirá por tanto la ayuda de Psicólogos Sanitarios con experiencia en la reparación del daño traumático generado por la exposición a la violencia y el sufrimiento que ella genera.

En Psicopartner contamos con profesionales expertos en el trabajo con menores, tanto niños como adolescentes, desde una orientación integradora, comprensiva, en la que caben tanto ellos como sus familias.

Puedes pedir cita con nuestros Psicólogos Online especializados en terapia infantil y en terapia de adolescentes contactando en el teléfono +34 669 489 678 o bien enviándonos un email a hola@psicopartner.com.

Jorge Bueno

Jorge Bueno

Psicólogo Sanitario Especialista Niños y Adolescentes.

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