Las circunstancias extraordinarias de emergencia sanitaria que estamos atravesando y el confinamiento derivado, con restricciones en nuestra movilidad, en el desempeño laboral o escolar, hace que tengamos que convivir con el resto de miembros de la familia durante 24 horas al día.
Esa convivencia puede generar tensiones, discusiones, malos entendidos, que se suman a las medidas restrictivas impuestas, haciendo menos llevadera la, ya de por sí, complicada situación.
El período de cuarentena puede generar una elevada activación emocional, tristeza, enfado, miedo, irritabilidad, síntomas de estrés y ansiedad, que no sólo afectan a quien los experimenta, sino que también pueden influir en la relación con las personas con quienes convivimos, aumentando la frecuencia de conflictos familiares, al vernos obligados a compartir un mismo espacio físico, a veces de pocos metros cuadrados.
Nos encontramos ante una situación nueva y desconocida para todos, la forma en la que antes funcionábamos ha cambiado de manera brusca, lo que nos enfrenta a una nueva forma de convivencia en las parejas y familias. Todos sus miembros, también los niños, están atravesando una alta carga de estrés, que en algunos casos puede proceder de momentos anteriores a esta crisis sanitaria, por dificultad en las relaciones, en el trabajo… y que este encierro puede recrudecer.
El nuevo escenario requiere que despleguemos nuestros recursos para regular de una manera adecuada nuestras emociones y así pongamos en marcha nuestra capacidad de adaptación haciendo de nuestra casa un lugar amigable y confortable.
Es necesario que nos involucremos activamente en este proceso de aprendizaje y crecimiento, empezando por identificar las áreas que sí dependen de nosotros, sobre las que tenemos capacidad de actuación, y que pueden aportarnos la sensación de control que hemos perdido en otros ámbitos.
¿Qué podemos hacer?
- Es básico prestar atención a nuestro autocuidado – sueño, alimentación, ejercicio, necesidades emocionales o intelectuales- sin olvidarnos de enfatizar en lo que podemos hacer para mejorar la calidad de nuestras relaciones familiares, lo que revertirá en un mayor bienestar psicológico no sólo a nivel familiar sino también individual.
- Para facilitar la convivencia familiar, es importante que nos sintamos como un equipo y que funcionemos como tal, sacando lo mejor de cada uno a favor del resto del grupo. El objetivo común es hacer frente a esta emergencia de la manera más favorable para todos.
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- La organización es indispensable. Establecer horarios individuales, pues cada miembro tendrá sus propias responsabilidades y tareas (deberes del colegio, horario laboral, tiempo libre…), pero también horarios grupales donde se fijen las actividades compartidas (horario de desayuno, de comida, cena…) y aquellas a realizar para el equipo, un ejemplo de ello sería en las tareas domésticas. Toda la familia puede participar en la confección de esos horarios y en el reparto de esas responsabilidades, adaptándolas a la edad y capacidad de quien las vaya a realizar. Por tanto, la cooperación es un aspecto básico para favorecer el logro del objetivo compartido, el mejorar las condiciones en que vivimos el confinamiento.
- La comunicación es otro elemento crucial. La forma en la que nos dirigimos a los demás, puede ser la chispa que enciende una discusión en casa. Cuidemos lo que decimos, y también cómo lo decimos (el tono, el lenguaje, los gestos…) El respeto en nuestra comunicación, la escucha del otro, actuar desde la calma, favorecen un diálogo productivo y mayor probabilidad de llegar a acuerdos, frente a las descalificaciones o gritos. Entendamos que los demás pueden tener opiniones y necesidades diferentes a las nuestras y no por ello dejan de ser válidas, si se expresan desde el respeto puede ser una forma de crecimiento familiar. Los padres podrían conducir reuniones en las que cada miembro de la familia tenga un tiempo para hablar y expresar sus necesidades, emociones, pensamientos, con el objetivo de que se alcancen modos de coordinar los deseos de cada uno y se pueda ofrecer el apoyo que cada miembro necesita. De esta forma, todos los integrantes del equipo pueden poner de su parte para reducir los roces y favorecer el diálogo.
La comunicación con tu pareja es crucial para que haya un equilibrio en las tareas y responsabilidades, así mismo ten en cuenta que los problemas de comunicación en la pareja son uno de los principales motivos de ruptura de las relaciones.
- Realizar un esfuerzo en negociar y llegar a acuerdos. Conviene evitar tocar temas que sabemos que generan conflicto y poner énfasis en reconocer y compartir aquellas cosas positivas de las personas con quienes convivimos. En caso de que surjan problemas, que surgirán, pues el confinamiento supone compartir mucho tiempo, pongamos atención en el papel que podemos desempeñar para calmar la situación. Quizás sintamos irritabilidad o frustración ante algún acontecimiento ocurrido en casa, momento en que podríamos actuar de varias maneras: una sería dejarnos llevar en ese instante por la emoción, seguramente haciendo crecer nuestro malestar y consecuentemente la intensidad de la discusión; una segunda forma, podría ser reconocer y aceptar la irritabilidad que sentimos, posponiendo el tratar el asunto en otro momento tras haber reflexionado, en el que estemos emocionalmente más serenos, y en el que ambas partes podamos exponer, con calma, los términos del desencuentro y nuestros argumentos.
- Otro punto a resaltar sería que en esta situación de aislamiento preventivo no podemos olvidar la necesidad de intimidad que quizás requiramos. Es importante que tengamos en cuenta y respetemos esos momentos de soledad que cada uno puede necesitar. Podría establecerse un código familiar y un espacio físico al que acudir cuando precisemos de “nuestro momento”.
- Tratemos de ponernos en el lugar del otro, es importante normalizar las emociones de los que nos rodean, al igual que hacemos con las propias. Todos podemos sentir en determinados momentos tristeza, frustración, estrés, incertidumbre, miedo… Expresarlas y compartirlas, sin juzgarlas, nos permitirá acercarnos emocionalmente a los demás.
Una buena forma de contribuir a rebajar los conflictos familiares, podría ser tratar de respondernos a la pregunta:
¿Qué puedo hacer yo para contribuir a mejorar nuestra convivencia?
En Psicopartner tenemos un equipo de Psicologos Sanitarios que además son Mediadores Familiares y expertos en resolución de conflictos, podemos ayudarte en estos difíciles momentos de confinamiento. Llama al 669 489 678 y solicita una cita con uno de nuestros Psicolog@s.
Ana de Paz
Psicóloga Sanitaria y Mediadora Familiar PSICOPARTNER