CONVIVIR CON LA ANSIEDAD.

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Muchas veces hemos oído que cada época tiene su propia enfermedad asociada. Así, se habló de la peste en la Edad Media, del SIDA no hace mucho tiempo. En los días que hoy vivimos se habla de la ansiedad y el estrés como la enfermedad del siglo XXI. Las estadísticas nos dicen que las sustancias más consumidas tras el alcohol y la cocaína son los psicofármacos.

Esta “enfermedad” cuenta con el hándicap de no ser física, lo que conlleva la dificultad de verse y, aún hoy de entenderse ( pensemos que hay seguros médicos que no ofrecen la cobertura del tratamiento psicológico ), todo el mundo ve una pierna rota, pero no todos “ven” a una persona que no puede conciliar el sueño adecuadamente ( o cualquier otro síntoma ) por sus miedos, preocupaciones, inquietudes.  

Afortunadamente, cada vez con menos frecuencia, escucho en personas de la calle ( y a veces en pacientes nuevos que vienen a la consulta por petición de familiares, amigos u otros servicios  )  frases del tipo: “No estoy o creo estar tan mal  ”, “si solo tengo ansiedad” ( aunque no pueda desarrollar mi vida con normalidad ) y sobre todo “qué pensarán y qué dirán de mí” pero por mala suerte, aún las escucho. 

Del mismo modo, cada día hay más personas famosas que abiertamente hablan de la enfermedad mental, así como de que están en tratamiento psicológico -psiquiátrico, ayudando a romper enormemente el estigma que lleva asociado. Y es nadie estamos libres de padecer una enfermedad de cualquier tipo, que no se nos olvide que en cualquier enfermedad existen grados y la mental no es una enfermedad diferente en este aspecto, así como que el enfermo-paciente tiene un papel activo en su curación.

DEFINIENDO LA ANSIEDAD.

Si preguntamos sinónimos de ansiedad, pensaremos en palabras como: miedo, congoja, preocupación, inquietud, intranquilidad, zozobra, nerviosismo, angustia, Etimológicamente hablando la palabra angustia está estrechamente ligada con ansiedad ( del griego angor: angostura, estrechez, opresión.  

El término de ansiedad proviene del término latino Anxietas  y se define según la Real Academia Española de la Lengua  como un Estado de agitación, inquietud o zozobra del ánimo y en su afección médica como Angustia que suele acompañar a muchas enfermedades, en particular a ciertas neurosis, y que no permite sosiego a los enfermos.

Técnicamente hablando, la ansiedad se utiliza habitualmente para referirse a aquellos sentimientos, pensamientos, comportamientos y emociones que surgen cuando nos sentimos ante una amenaza real o percibida. Como tal es un mecanismo primario asociado a la supervivencia del ser humano, pues nos permite reaccionar ante un peligro. Así nos insta a estar alerta, vigilantes ante el peligro, lo que lleva que el cuerpo esté tenso y los pensamientos que pasen por nuestra mente sean de naturaleza amenazante. 

El problema surge cuando se dispara cuando el peligro no existe o bien, cuando aún existiendo lo hace de forma desproporcionada a la situación que lo suscita.  Es como una alarma de un coche, ayuda a que no nos lo roben, pero cuando está mal calibrada y se dispara cuando alguien pasa a 2 metros de nuestro coche, la misma ya no es eficaz sino más bien un hándicap. 

¿ POR QUÉ SE PRODUCE ?

Raramente encontraremos una única causa que pueda explicar el origen y mantenimiento de los trastornos de ansiedad, siendo la mayoría un cúmulo de factores entre los que cabe destacar los siguientes:

Foto art Convivir con la ansiedad 4 CONVIVIR CON LA ANSIEDAD.

- Acumulación de estrés. Así jornadas de trabajo maratonianas con objetivos imposibles a corto, medio y largo plazo por mucho esfuerzo que se ponga, la hiperconectividad continua y la alta exigencia, que hacen aumentar la dedicación física y emocional al mismo con pensamientos recurrentes del mismo cuando estamos fuera de él, preocupaciones que a veces nos quitan el sueño. 

- Acontecimientos vitales propios o de gente cercana. Suponen un periodo de tensión constante y mantenida que es necesario afrontar, gestionar, dar solución y, en no pocos casos con la presión añadida de no poder flaquear.

 - Factores de personalidad. Así, gente muy autoexigente consigo mismo y-o con los demás, perfeccionista que tiende a ponerse objetivos elevados y difícilmente alcanzables, tendrá una gran dificultad de disfrutar con lo que hace, con un elevado nivel de insatisfacción y, sobre todo, de aprensión. Estos factores de personalidad no son innatos sino adquiridos a través de la experiencia, y como tal se pueden desaprender. 

- Enfermedad. Tener un problema de salud puede generar ansiedad acerca de su curación y del futuro.

- Otros trastornos mentales.  Muchas personas que tienen otros trastornos mentales tienen ansiedad como causa o consecuencia de los mismos. Muy ligada a ella se encuentra la depresión, de hecho, un diagnóstico habitual en el ámbito de la psicología y la Psiquiatría es el trastorno mixto depresivo-ansioso.

-Situaciones traumáticas.   El Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT ) es un trastorno característico de ansiedad. 

En su esencia el trauma es una experiencia vital pasada que supera la capacidad de superar emocionalmente la situación y que repercute en la experiencia. Habitualmente se suele entender como tal aquellas vivencias en los que la vida está en peligro; lo que conocemos como traumas con “T”; pero también están presentes aquellos acontecimientos y vivencias que, de forma aislada no producirían daño, pero de forma recurrente y duradera pueden provocar una fuerte alteración; los conocidos como traumas con “t”.

COMO AYUDAR A UNA PERSONA CON ANSIEDAD.

Imagen1 CONVIVIR CON LA ANSIEDAD.

La ansiedad desadaptativa es un mal compañero de viaje. Cuando se ha instaurado en nosotros de manera insana nos acompaña durante muchas horas del día, en muchas circunstancias y con muchas personas. 

Así, no sólo tiene repercusión en la persona que la sufre, sino también en su círculo social; familiares, amigos y allegados que son esenciales para ayudar a los pacientes a desarrollar herramientas y recursos eficaces frente a la ansiedad, pero que muchas veces no saben cómo actuar ante la misma. 

Os propongo estas ideas:

- Identificar el problema y ponerle nombre. No todos los pacientes que padecen ansiedad tienen los mismos síntomas. Conociendo los mismos podemos comenzar a ayudar.  Si detectamos señales de alarma que llamen fuertemente nuestra atención podemos comenzar a plantear la existencia del problema. 

- Aceptarlo y evitar los autoengaños. No es fácil ver sufrir a alguien a quien queremos, así cuando vemos que nuestro ser querido prosigue con su día a día a día, aunque sea con dificultades, podemos caer en la tentación de minimizar el problema y su impacto en nuestra vida, asociándolo a factores externos, temporales, de personalidad, etc. 

- Mantener una comunicación franca y abierta con quien lo padece, es importante no transmitir la propia inseguridad ante lo que nos pueda decir.

- Permítele su propio espacio personal sin agobiarle. Estar 24 horas al día encima de él no supone una ayuda sino más bien una limitación, de una forma u otra (aunque sea implícitamente) siente el malestar que está generando a su alrededor, malestar que aunque no es elegido supone una losa para quien lo  sufre; por lo que si esto ocurre y trata de hacer cambios que no está a su alcance, la frustración será mayor.  

- Es relevante que los acompañantes conozcan el trastorno, presten atención a su familiar, pero no se obsesionen con él haciendo que todo gire alrededor de la ansiedad pues por un lado perderán “antídotos” que amortiguan el problema y, llegarán ellos mismos al agotamiento; por otro lado, aumentarán la presión sobre el miembro que la sufre, llevando a un círculo vicioso que haría aumentar la misma. 

- Aceptar que la curación no es lineal sino gradual; lo que implica que hay altibajos así como recaídas. 

 - Instar a la persona a buscar ayuda profesional sin obligarle a ello. No es conveniente forzar a la persona a buscar ayuda ya que puede desencadenar aún más angustia. Es mejor realizar una estrategia de diálogo, convencimiento, escuchando y validando sus resistencias y miedos a buscar terapia, teniendo presente que la última palabra la tiene el paciente.

- Es importante que la persona que cuida se cuide a sí misma, manteniendo hábitos adecuados de sueño, alimentación, práctica habitual de ejercicio físico, relaciones sociales, etc. Pensemos que, si la persona que está “sosteniendo” cae, el problema es doble. 

- Si es preciso y así lo consideras, busca tú también ayuda profesional para saber cómo cuidarle.

Los tratamientos psicológicos han demostrado su elevada eficacia en el tratamiento de la ansiedad, siendo la Terapia cognitivo-conductual y el EMDR dos enfoques muy eficientes.  A través de los mismos, las personas pueden obtener conocimientos valiosos, adquirir estrategias de afrontamiento efectivas y fomentar cambios positivos en sus patrones de pensamiento y relaciones.

Si te has visto reflejado-a en este artículo, te sientes con desbordad@, con malestar físico y emocional por tu propia ansiedad que supone la convivencia con quien sufre un trastorno de ansiedad y ves que no puedes manejar y controlar estas situaciones, puedes ponerte en contacto con el equipo de PSICOPARTNER, llamándonos al +34 669 489 678 y reservar una cita presencial o bien utilizando nuestro servicio de psicólogos online, donde estaremos encantados de analizar tu caso, atenderte y ayudarte.

Te animamos a que te descargues gratis nuestra Guía de Tratamiento de la Ansiedad pinchando aquí.

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Ernesto Martín

Psicólogo Sanitario Colegiado M-23636
Especialista en Terapia de Pareja

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