Los estudios demuestran una alta efectividad y eficiencia de la Terapia Psicológica en el tratamiento de la ansiedad frente a los fármacos.
Es habitual que cuando viene a vernos una persona con problemas de ansiedad nos pregunte que es mejor si fármacos para la ansiedad o terapia psicológica, o si se puede tratar la ansiedad sin fármacos. En este artículo vamos a intentar dar respuesta a esta difícil cuestión.
¿Qué es la ansiedad?
Solo el tener que definir el concepto de “Ansiedad” es algo complejo, ya que es normal encontrar una confusión, no solo en el público en general sino también entre los profesionales sanitarios.
Existe una cierta confusión entre ansiedad, angustia y estrés, usándose estos términos de manera indistinta y confundiendo unos con otros.
Si bien, parece aceptado en general, que el concepto de ansiedad se refiere a una combinación de distintas manifestaciones físicas y mentales, ante una previsión de una situación de peligro, que predisponen al cuerpo para hacer frente a esta potencial amenaza. Es decir, se trataría de un mecanismo adaptativo, que prevé potenciales peligros y que nos preparan para la acción.
La definición recogida por el Grupo de Trabajo de la Guía de Práctica Clínica para el Manejo de Pacientes con Trastornos de Ansiedad en Atención Primaria, 2008 sería:
“La ansiedad es una respuesta anticipatoria de un daño o desgracia futura acompañada de un sentimiento de disforia desagradable, síntomas somáticos de tensión o conductas evitativas”.
Es decir, hay por tanto un consenso en que la ansiedad en sí misma no es un trastorno, sino una respuesta adaptativa normal al medio ambiente. Tan sólo cuando sobrepasa cierta intensidad o duración o supera la capacidad adaptativa de la persona y provoca malestar o deterioro significativo, con síntomas físicos y psicológicos, se puede considerar patológica.
Componentes de la ansiedad:
La ansiedad es una respuesta multidimensional, es decir, podemos diferenciar tres componentes interrelacionados entre ellos:
- Respuesta motora: Es la respuesta más visible, se trata de las conductas externas, las conductas que aparecen como consecuencia de un incremento de la activación (temblar, tartamudear), o las conductas que se ponen en marcha de escape o evitación del evento considerado como amenazante (paralizarse, huir, no acercarse, atacar, etc).
- Activación fisiológica: Son las consecuencias de la activación del sistema nervioso que surge ante la anticipación de la situación considerada como amenazante, lo que implica cambios fisiológicos como la sudoración, aumento de la tasa cardíaca, la presión sanguínea, relajamiento de esfínteres, etc.
- Respuestas cognitivas: Son todas las cogniciones que aparecen ante la posible amenaza, se refiere a los pensamientos, creencias, interpretaciones o sensaciones que surgen de forma automática e involuntaria (temor, malestar, miedo, sensación de estar en peligro, aprehensión, etc.)
Estas respuestas interactúan entre sí, produciéndose un condicionamiento de unas con otras, lo que implica una retroalimentación constante de los tres sistemas (fisiológico, cognitivo y motor).
¿Qué fármacos se utilizan para tratar la ansiedad?
El tratamiento farmacológico actuaría directamente en la reducción de la sintomatología fisiológica, es decir, considera a la ansiedad y depresión como un “desequilibrio bioquímico” que se intenta corregir actuando sobre los neurotransmisores.
Se trata, en definitiva, de evitar que el cuerpo reaccione ante estas situaciones consideradas como amenazantes.
Para reducir estos síntomas, generalmente se utilizan dos grandes grupos de medicamentos para la ansiedad: los ansiolíticos y los antidepresivos.
Ansiolíticos
Dentro de este grupo encontramos destaca las famosas benzodiazepianas que es uno de los fármacos con mayor prescripción.
Las benzodiazepinas son fármacos que tienen un efecto relajante y anticonvulsivo. Actúan potenciando el Acido Butirico Amino Gamma (GABA) que es un inhibitorio del Sistema Nervioso Central consiguiendo una reducción de la activación neurofisiológica.
Según es la duración de su efecto se clasifican en:
- Acción corta: Sus efectos duran hasta 8 horas y en este grupo se incluyen principalmente el Midazolam, Triazolam y Bentazepam.
- Acción intermedia: Los efectos duran entre 8 a 24 horas, estando dentro de este grupo el Bromazepam, Alprazolam, Lorazepam, Pinazepam temazepam y oxazepam entre otros.
- Acción larga: Sus efectos superan las 24 horas y aquí se encuentran el Clorazepato, Diazepam, Flurazepam, nitrazepam y clordiazepóxido.
En la mayoría de las guías clínicas del tratamiento de la ansiedad de referencia, así como en las fichas técnicas encontramos que la duración del tratamiento en la ansiedad con Benzodiazepinas oscilará entre 8 a 12 semanas, incluyéndose en este periodo su retirada gradual. En los casos de una duración superior se deberá realizar un seguimiento cercano del paciente.
Los estudios disponibles sobre su eficacia en tratamientos prolongados han mostrado que las Benzodiazepinas tienen una disminución en su eficacia a las 4-6 semanas siendo su efecto similar al del placebo.
Las benzodiacepinas han sido objeto de muchos estudios donde se ha puesto en duda su efectividad y su coste-beneficio debido a los efectos adversos que presentan así como el gran riesgo de dependencia que provocan.
Además la falta de información que se proporciona al paciente sobre los riesgos derivados de tomar esta medicación es muy alta, 6 de cada 10 pacientes afirman que no han sido informados sobre los efectos adversos y del riesgo para su salud.
Es decir, las benzodiacepinas son tratamientos para el alivio de los síntomas de la ansiedad, donde su tratamiento no debe superior a las 12 semanas ya que pierde su efectividad por la tolerancia que provocan, necesitando una mayor dosis y generando una alta dependencia al mismo.
Como efectos secundarios comunes de las benzodiacepinas pueden aparecer nauseas, estreñimiento, visión borrosa, debilidad, trastornos del habla, mareos, falta de equilibrio, somnolencia, sensación de cansancio, deterioro de la coordinación, etc..
Además pueden provocar alteraciones en la memoria, sobretodo en la capacidad de almacenar nueva información, pudiendo aparecer falta de atención y concentración, reducción de la capacidad de resolución de problemas, etc..
Incluso cuando los pacientes llevan tiempo (varios meses, años..) tomando benzodiacepinas puede llegar a aparecer reacciones paradójicas, es decir, que producen el efecto contrario para lo que se han prescrito pudiendo incrementar la irascibilidad, mayor ansiedad, agitaciones, depresión, etc..
Los efectos secundarios junto con la tolerancia que provocan y la alta dependencia que producen ha llevado a varios organismos internacionales a establecer recomendaciones y alertas, así la Agencia Britanica de Medicamentos hace referencia a que el uso de las benzodiacepinas debe ser entre 2 y 4 semanas, en el que incluye su retirada gradual, y la OMS desaconsejan su utilización en el tratamiento de los síntomas de estrés debido a situaciones traumáticas.
La dependencia que genera este fármaco para la ansiedad es alta por lo que su retirada debe de realizarse de forma gradual y controlada, ya que es posible que aparezca síndrome de abstinencia. Si se retira de golpe puede surgir el “efecto rebote” haciendo que aparezcan irritabilidad, insomnio, nauseas, confusión, gran ansiedad, mareos, etc..
Antidepresivos
Dentro de este grupo de medicamentos para la ansiedad, los antidepresivos que más se prescriben para el tratamiento de la ansiedad son los que actúan sobre la recaptación de la Serotonina, neurotransmisor no solo implicado en la depresión sino también en los trastornos de ansiedad.
Hay diferentes tipos de antidepresivos siendo los ISRS (Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) y los ISRN (Inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina) los que más se utilizan en el alivio de la sintomatología ansiosa.
La dependencia que provocan es menor que los ansiolíticos pero no tienen un efecto inmediato, sino que se empieza a notar después de las 4 – 6 semanas de tratamiento. Asimismo su retirada debe ser gradual y controlada.
También tienen efectos secundarios que hay que tener en cuenta entre los que destacan nauseas, aumento de peso, disminución del deseo sexual, hipertensión, insomnio, sensación de fatiga, sequedad en la boca, mareos, etc…
Podemos afirmar que los medicamentos para tratar la ansiedad son medicamentos que alivian los síntomas pero no producen una curación.
¿Cómo es la terapia psicológica para el tratamiento de la ansiedad?
La psicoterapia está enfocada más en el origen que provoca esta ansiedad disfuncional, en dotar de herramientas y recursos psicológicos para que las personas puedan hacer frente no solo al difícil momento que puede estar pasando y que ha generado la ansiedad, sino también a las diferentes situaciones que pueden surgir en el futuro.
Los estudios e investigaciones llevados a cabo han evidenciado de forma clara como la terapia psicológica es altamente eficaz en el tratamiento de los trastornos de ansiedad manteniendo los cambios terapéuticos producidos a largo plazo y con una clara disminución de las recaídas.
Aquí destaca el estudio realizado por Fernández-Arias, I., Labrador, F.J., y cols (2013), donde hicieron un estudio para verificar la efectividad del tratamiento psicológico de forma aislada de los Trastornos de Ansiedad.
En este estudio hicieron dos grupos, el primero solo recibió terapia psicológica, y el segundo recibió terapia psicológica complementada con tratamiento farmacológico.
Los resultados fueron sorprendentes, si bien los dos grupos mostraron un alto porcentaje de éxito y efectividad, la mayor diferencia que se encontró fue en la duración del tratamiento, tardando más tiempo el grupo que recibió terapia psicológica reforzada con fármacos.
Estos efectos en el tiempo de tratamiento, parece indicar que los fármacos incrementan los costos y la duración del tratamiento contra la ansiedad, reduciendo la eficiencia de la intervención.
Si bien es la terapia cognitiva conductual la que más evidencia científica tiene, cada vez más se están posicionando otras terapias psicológicas de última generación, como la terapia de aceptación y compromiso.
La American Psychological Association (APA) ha realizado una actualización en el año 2006 de tratamientos con resultados empíricos basados en la evidencia, siendo la terapia cognitivo conductual en los trastornos de ansiedad (Anxiety Disorders) el tratamiento de referencia, salvo en los trastornos de ansiedad mixta (Mixed Anxiety) donde aparece la terapia de aceptación y compromiso como el tratamiento recomendado.
Estos datos son corroborados por la NICE (National Institute for Health and Clinical Excellence) del Reino Unido, que recomiendan la terapia cognitivo conductual como el tratamiento de primera elección para el trastorno depresivo leve y moderado, el trastorno de angustia, el trastorno obsesivo compulsivo, el trastorno de ansiedad generalizada y las fobias específicas.
Los últimos estudios que han comparado el tratamiento farmacológico con tratamiento con terapia psicológica concluyen que el tratamiento de elección y con mayor efectividad es la terapia psicológica.
¿Medicamentos para la ansiedad o terapia psicológica?
Con estos datos tan abrumadores quedan pocas dudas para poder determinar cuál es el mejor tratamiento para la ansiedad.
Como hemos comentado, el tratamiento farmacológico actuaría directamente en la reducción de la sintomatología fisiológica, es decir, considera a la ansiedad y depresión como un “desequilibrio bioquímico”, pero que en ningún caso va a “curar” al paciente, sino solo disminuir los síntomas.
El tratamiento farmacológico para ansiedad, al basarse solo en los síntomas fisiológicos, produce una dependencia al fármaco, cronificando el trastorno, teniendo recaídas cuando se retira el ansiolítico/antidepresivo y en muchos casos con efectos secundarios adversos que hacen cuestionar cual es la verdadera efectividad de estos fármacos a largo plazo.
Diferentes estudios, entre los que destaca Cano Vindel (2011) (2012), dan pruebas de como el tratamiento exclusivamente farmacológico, cronifica el trastorno, desarrolla nuevos trastornos psicológicos, hay recaídas frecuentes, hay una alta tasa de abandonos, hay un aumento de la discapacidad y consiguientemente una disminución de la calidad de vida.
En cambio la terapia psicológica para el tratamiento de la ansiedad estaría enfocada en las cogniciones y las conductas motoras, haciendo acciones dirigidas a identificar los pensamientos, creencias, las emociones y las sensaciones que surgen y que provocan unas respuestas de huida y evitación, ofreciendo alternativas y desarrollando estrategias funcionales.
Las investigaciones arrojan datos concluyentes que la terapia psicológica por sí sola, además de reducir los síntomas de ansiedad, se mantienen estos cambios a largo plazo con una disminución significativa del riesgo de recaídas y un elevado número de recuperación.
Es decir, todo apunta a que la terapia psicológica ofrece a los pacientes recursos suficientes para no solo gestionar su situación actual de forma más eficiente, sino también a manejar situaciones de ansiedad futuras.
Como podemos ver el tratamiento de la ansiedad sin fármacos no solo es posible sino que aporta grandes ventajas y beneficios.
Con estos datos, hay muchos organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Federación Mundial de la Salud Mental (WFMH) que señalan abiertamente la necesidad y ventajas que se obtendrían de introducir las terapias psicológicas en los servicios de Atención Primaria, reduciendo los tratamientos farmacológicos que supondría un ahorro en costes sanitarios, tanto en el tiempo de tratamiento, gastos de medicamentos, visitas en atención primaria, hospitalización y absentismo laboral.
Esta tendencia a sobremedicalizar a los pacientes, no es algo nuevo y se lleva denunciando desde hace años. Muchos son los investigadores que con sus estudios sobre la verdadera eficacia de los ansiolíticos y antidepresivos y sus efectos nocivos a largo plazo aportan evidencias para abordar los trastornos de ansiedad de una manera diferente a como se está abordando actualmente en España.
Sin embargo en España, se sigue produciendo un uso y abuso de los ansiolíticos para aliviar los síntomas de ansiedad, ya que, aunque se sabe que estos medicamentos no van a curar la enfermedad, solo a aliviar los síntomas de forma temporal, no se establece el tratamiento adecuado para desarrollar a los pacientes de los recursos psicológicos necesarios para gestionar las situaciones de estrés y ansiedad de forma adecuada.
Todo esto nos lleva a un panorama sobre el tratamiento de los trastornos de ansiedad con grandes áreas de mejora, así un estudio a nivel mundial sobre la efectividad de los tratamientos actuales nos informa que tan solo 1 de cada 10 pacientes recibe el tratamiento adecuado.
Tratar la ansiedad sin fármacos es uno de los retos pendientes que tiene la sanidad hoy en día, aún más teniendo constancia de la sobre-medicación que se está realizando hoy en día.
En Psicopartner tenemos Psicólogos en Madrid centro (Arturo Soria - Ciudad Lineal) experimentados y especializados en el tratamiento de la ansiedad, adaptamos la terapia a cada cliente. Analizamos en profundidad cada caso para decidir cuáles serían las técnicas y métodos psicológicos más apropiados para recuperar el bienestar de la persona.
Si la ansiedad está siendo un problema para ti, no dudes en llamarnos y solicitar una cita. Estaremos encantados de escucharte y darte las soluciones que realmente necesitas.
Bibliografía:
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- Infocop 05/03/2012: “No existe apoyo científico para el tratamiento de los problemas de ansiedad con tranquilizantes”. Entrevista a Antonio Cano Vindel.
- Infocop 04/12/2015: Trastornos de ansiedad y tratamientos eficaces, según la APA
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