La hipocondría o ansiedad por enfermedad (según la última versión del manual diagnóstico DSM-5) se caracteriza por una elevada preocupación por padecer o contraer una enfermedad grave a partir de la interpretación personal de signos o síntomas somáticos, como pueden ser el pulso, la tos, determinadas heridas etc.
En los momentos actuales de pandemia, en los que mucha información relacionada con la enfermedad y la salud está presente de forma constante en todos medios de comunicación así como en nuestras conversaciones cotidianas, muchas personas con un alto nivel de ansiedad por enfermar, están teniendo dificultades para sobrellevar estas circunstancias.
Si atendemos a los elementos cognitivos de la hipocondría, podrían destacarse:
- Una atención dirigida y sesgada hacia aspectos corporales que se consideran anómalos . La preocupación constante por el propio cuerpo ante la posibilidad de tener alguna enfermedad hace que se interpreten de manera catastrófica sensaciones normales (presión, pinchazos, molestias…), entendiéndolas como amenazas y signos de salud deficiente. Barsky y Klerman postulan un “estilo somático amplificador”. Esas sensaciones que la mayoría de las personas no dan importancia a una persona con hipocondría le generan un intenso malestar.
- Rumiaciones frecuentes sobre la salud, la enfermedad, sobre síntomas y sus consecuencias
- Desatención de los aspectos que contradicen sus pensamientos catastrofistas
Además de los factores cognitivos, a nivel emocional, existe una intensa angustia y un elevado miedo (al sufrimiento, a enfermar, a la muerte, a la dependencia…) lo que a su vez genera más síntomas físicos, que vuelven a ser interpretados como señales de padecimiento de una enfermedad.
La persona lo vive con un gran malestar, y en muchas ocasiones siente además rabia e incomprensión hacia el entorno que no es capaz de entender su sufrimiento. Todo ello hace que se manifieste una constante inestabilidad en el estado de ánimo.
En lo que se refiere a la parte más conductual, las personas:
- Realizan autobservaciones de manera persistente así como comprobaciones reiteradas de partes del cuerpo afectadas para ver cómo evolucionan
- Búsqueda de información a través de diferentes fuentes como puede ser de su entorno, de páginas de internet…
- Visitas a diferentes médicos y realización de variedad de pruebas diagnósticas, que aunque inicialmente pueden hacer disminuir el malestar y la preocupación, finalmente lo que consiguen es una agravación del problema y refuerzan la idea de enfermedad
- Evitación y restricciones autoimpuestas
- Disminución de actividades y desconexión en otras esferas de su vida: social, laboral, personal
Señalar que en las personas con hipocondría hay una gran diversidad de formas de manifestar los síntomas, tanto en las zonas corporales a las que dirigen su atención, como en las anomalías que les generan preocupación.
Cibercondría
Actualmente internet es una herramienta básica para nuestro día a día. Todo está en la red, en ella podemos acceder a cualquier información y a todo tipo de conocimiento.
Lo que en términos generales supone un evidente beneficio, para las personas con ansiedad por enfermar implica una dificultad añadida a su problema.
A golpe de click pueden tener acceso a mucha información sin filtrar sobre síntomas y enfermedades que interpretan de manera sesgada, llegando en muchas ocasiones a autodiagnosticarse. Este hecho les genera una sensación de peligro que incrementa sus preocupaciones y consecuentemente su malestar.
Modelo explicativo de la hipocondría
Según el modelo cognitivo de Warwick y Salkovskis (1990) el desarrollo de la hipocondría requeriría de una experiencia previa, entre la que podría señalarse el padecimiento de una enfermedad propia, de un familiar, o un error médico. A tal experiencia se añadirían una serie de creencias disfuncionales sobre la salud y la enfermedad, por ejemplo “los síntomas físicos son siempre señal de problemas de salud”.
Y con estos antecedentes la ocurrencia de un incidente crítico relacionado con la enfermedad, como podría ser el fallecimiento de alguien cercano, activaría aquéllas creencias disfuncionales, provocando que ante determinadas sensaciones o molestias físicas, se generen una serie de pensamientos negativos que derivarían en la ansiedad por enfermar.
Tratamiento hipocondría
En referencia al tratamiento, destacar que en la hipocondría es conveniente la detección y el abordaje psicológico temprano.
En un primer momento, se haría necesario descartar la existencia de una enfermedad orgánica asociada a los síntomas descritos, y una vez realizada tal comprobación se atendería al componente psicológico: las preocupaciones ansiosas, las emociones generadas y las conductas asociadas al problema.
Uno de los objetivos del tratamiento sería romper el círculo vicioso que perpetúa el malestar y que provoca el sufrimiento.
- Se abordarían las conductas que está realizando la persona y que mantienen el desorden (conductas de comprobación tranquilizadoras, visitas médicas), así como también se trabajaría con las creencias y los pensamientos automáticos referidas a la salud y la enfermedad, favoreciendo creencias y pensamientos más adaptativos.
- Una parte importante del tratamiento supone la exposición a las sensaciones corporales, aceptándolas como normales, sin tratar de controlarlas ni de buscar conductas de seguridad.
- En muchas ocasiones durante el tratamiento ha tenido que haberse realizado previamente un trabajo con técnicas de manejo de la ansiedad, que permita ir avanzando en la consecución de los objetivos terapéuticos.
Éstas son líneas generales de tratamiento, cada persona requiere de un abordaje individualizado, que tenga en cuenta sus propias experiencias, sus aprendizajes, sus valores…
La hipocondría es un trastorno que nos lo encontramos de manera frecuente en nuestras sesiones. Nuestro equipo de Psicolog@s Sanitarios pueden llevar a cabo el tratamiento tanto de manera presencial en alguno de nuestros centros o bien de a través de nuestro área de psicólogos online.
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