Durante este periodo tan complicado, donde los afectos se han visto distanciados, las emociones se han intensificado, la actividad se ha reducido considerablemente, es comprensible y esperable que el malestar, el miedo a la incertidumbre, así como la tristeza, la ansiedad y angustia hayan sido los grandes protagonistas; los efectos del confinamiento y la pandemia han agravado el sentir de ciertas personas que ya padecían una patología previa, en este artículo me voy a centrar en la depresión o bien trastorno depresivo.
Incremento de afectados por depresión a causa de la pandemia
La prevalencia de la depresión en España en estos últimos años tiene una incidencia importante, varios estudios y e investigaciones arrojan que durante estos últimos 15 años podemos hablar de una presencia importante de este tipo de patología: 8,56% en población general y hasta un 55,6% en estudiantes universitarios, mayoritariamente en mujeres, son datos preocupantes y reflejan como la sociedad maneja y gestiona de manera ineficaz determinadas emociones como el estrés, la ansiedad, tiene estrategias de afrontamiento inadecuadas y un sentido vital incompleto, impuesto y en ocasiones vacío.
Durante el confinamiento como he comentado se ha agravado la sintomatología de este tipo de trastornos, así como nuevos casos en los que las personas han manifestado fluctuaciones importantes del estado de ánimo, pensamientos catastrofistas más acusados, mayor inactividad y desesperanza extrema
¿Qué es la depresión?

Según el DSM-5 (El Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition —en español, Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) define la depresión mayor como la manifestación más frecuente de los trastornos depresivos, es un trastorno del estado de ánimo y se caracteriza fundamentalmente por los siguienes crierios diagnósticos:
Ánimo depresivo casi a diario durante la mayor parte del día desde hace ≥2 semanas, desde un momento preciso y reconocible, junto con la presencia de ≥ 5 de los siguientes síntomas, incluido ≥ 1 de los dos primeros:
- Estado de ánimo depresivo.
- Disminución significativa del interés en casi todas las actividades y/o de las sensaciones placenteras relacionadas con ellas.
- Apetito aumentado o disminuido, o pérdida importante (>5 %) de peso.
- Agitación o retardo psicomotor observado por otros ( no informado por el mismo paciente).
- Fatiga o perdida de energía.
- Sentimientos de inutilidad o de culpa excesiva o inapropiada.
- Capacidad disminuida para pensar o concentrarse, o indecisión.
- Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio, intento de suicidio o un plan específico para suicidarse.
El cerebro deprimido
Un estudio publicado en octubre de 2016; “Medial reward and lateral non-reward orbitofrontal cortex circuits change in opposite directions in depression “ en la revista Brain de Oxford Academic, entre sus autores: Wei Cheng, Edmund T.Rolls, Jiang Qiu et al; en el cual se resalta que la corteza orbitofrontal lateral que se activa cuando una persona no consigue una recompensa esperada se relaciona con una decepción mayor en las personas deprimidas, en este estudio querían observar cómo determinadas áreas cerebrales interrelacionan entre sí.
Se contó para la investigación con 421 pacientes con depresión mayor y un grupo control con 488 sujetos; entre las conclusiones más destacadas se descubrió que en las personas con depresión, este área, la orbitofrontal lateral estaba estrechamente vinculada con otras involucradas en el sentido del ser y perdida personal.
La activación de esta área del cerebro se refleja en que estas personas sean más proclives a tener baja autoestima y sentir una perdida cuando no obtienen una recompensa esperada; además se observaron conexiones pobres en la corteza orbitofrontal medial que registran actividad cuando si hemos obtenido una recompensa esperada y conexiones pobres en áreas importantes para la memoria;
Esto podría explicar porque las personas deprimidas se sienten peor cuando no consiguen algo que esperaban y les cuesta recordar situaciones en las que estuvieron felices.

La depresión, el estrés y la ansiedad
La depresión está muy relacionada con el estrés y la ansiedad, las respuestas de estrés se activan cuando el organismo se siente desbordado cuando una situación le supera y no sabe cómo gestionarla, esto se traduce a su vez en estrategias de afrontamiento ineficaces.
Cuando una persona está sometida durante un periodo prolongado a estrés, más de 6 meses, este mecanismo no actúa de manera adecuada y se desajusta generando ansiedad intensa, esto es, incremento de la activación cortical frecuente dando lugar a la percepción de peligro y amenaza aun cuando no hay una situación amenazante identificable como tal.
Con el tiempo esto puede dar lugar a ataques de pánico y en consecuencia una reducción significativa de la activación cortical y del sistema inmunológico apareciendo enfermedades frecuentes como catarros, fiebre, cansancio, fatiga-
En definitiva la depresión es un trastorno funcional por estrés y es comprensible que en estas personas se alternen episodios de ansiedad y tristeza de manera conjunta.
El déficit en la serotonina un neurotransmisor que se encarga de experimentar sensaciones agradables y placenteras, de regular el sueño y el apetito, también se ven afectados en esta patología.
¿Cómo ayudar a las personas deprimidas?
Partiendo de la base que es un trastorno complejo y crónico, y que es resultado del fallo de la activación y conexión de determinadas áreas cerebrales es fundamental la combinación de tratamiento biomédico y psicológico:
- Entre los medicamentos de elección estarían los inhibidores selectivos de la recaptación de serótina (ISRS): fluoxetina, citalopram, sertraline; sin obviar que no todas las personas responden de la misma manera al tratamiento farmacológico.
- A nivel psicológico, la terapia de elección es la cognitiva- conductual, es la que mayor eficacia a demostrado y con mejores resultados en la prevención de recaídas por depresión, aun así hay personas que no presentan una buena adherencia al tratamiento ya que su sintomatología les dificultad comprometerse, activarse y a mantener una continuidad con la terapia.
Tratamiento de la depresión
- Conocer y aceptar la enfermedad, esto implica el saber cómo funciona su cerebro y así conocer cómo funcionan determinados procesos mentales, como funcionan determinadas emociones y el cambio de estrategias de afrontamiento que ayude a su vez a prevenir recaídas; mitigando y reduciendo el sentimiento de culpa por no hacer determinadas cosas y favoreciendo una autoestima alta e independiente.
- Aprender a manejar y gestionar determinadas emociones, entendiendo que éstas van cambiando y entendiéndolas como algo externo que aunque estén en nosotros y las experimentemos, no son nosotros, son pasajeras, van y vienen; el ver las emociones como un observador externo puede ayudar. Además aprender a expresarlas y solicitar ayuda cuando lo necesiten.
- Aprender a percibir y a pensar sobres las situaciones de un modo diferente, más ajustado y adaptativo, un distorsión cognitiva muy habitual es el pensamiento catastrofista y ante una situación determinada que no se sabe cómo gestionar, consistiría en visualizar el peor escenario posible, por ejemplo, si mi jefe me ha dicho que algo de mi trabajo está mal, yo pensaré: ”soy un desastre y que todo lo hago mal”, otra distorsión característica es el efecto túnel, centrarse únicamente en lo negativo, en la incapacidad de ver algo positivo y a su vez en la dificultad en la generación de más alternativas plausibles disponibles.
- Fomentar la activación conductual, como he comentado la depresión va asociada a dejar de hacer, además de anhedonia: no poder disfrutar, sentir placer realizando determinadas actividades, la propia activación ayuda a liberar serotonina y esto genera placer y bienestar.
- Incrementar el sentido del self, del valor de la vida, de sentirse vivo, trabajar con la persona definiendo valores importantes y significativos para ella, que guíen su conducta y que le den sentido y plenitud a su vida.
- No menos importante tener una red de apoyo social significativa; amigos y familiares que puedan servir de apoyo, soporte y disfrute, así como el mantener unos hábitos de vida saludable: como una alimentación rica y equilibrada y una buena higiene del sueño.
Si te encuentras triste, sin ganas de hacer cosas, ya no disfrutas como antes y te sientes fatigado, apático e incluso ansioso desde Psicopartner podemos ayudarte, escribiéndonos a hola@psicopartner.com o llamándonos al 91 466 98 62 o al móvil 669 489 678, estaremos encantados de atenderte.
IRENE CALLEJA LÓPEZ
PSICÓLOGA PSICOPARTNER