Si preguntásemos a la gente un deseo no material, la práctica totalidad nos diría ser felices. Si pidiéramos con qué palabras y hechos describirían la misma, con toda probabilidad que habría infinidad de repuestas, cada uno tendremos nuestra propia definición y nuestra propia idea.
Querer ser feliz y no conseguirlo es una de las quejas más comunes que recibimos en nuestra consulta. Buscar la felicidad se ha convertido en un objetivo del ser humano a lo largo de la historia tanto a nivel individual como social. La imagen que tengamos de la felicidad influye en nuestra actitud ante la vida e incluso puede hacer que seamos más o menos felices
Preguntas del tipo: ¿Qué es la felicidad?, ¿es posible alcanzarla o sólo existen momentos?, ¿Cómo podemos alcanzarla?, han estado presentes desde la Antigua Grecia, donde se generaron tres planteamientos procedentes de tres escuelas.
Por una parte, la escuela de Aristóteles desarrolló el llamado
Eudemonismo que proponía que para ser feliz era necesario alcanzar las metas propuestas y la realización personal.
Otro grupo de filósofos afirmaba que la felicidad significaba valerse por uno mismo, sin depender de nadie.
Una tercera orientación filosófica griega fue el Hedonismo, postulando la felicidad como la evasión del sufrimiento y la experimentación del placer en todas sus dimensiones.
Características de las personas que se definen felices.
Cuando hablamos de felicidad hablamos de un concepto abstracto, intangible. A su vez muy relacionado con ello es el bienestar personal, postulándose y equiparándose en muchos casos la felicidad como un estado de bienestar mantenido.
Nuestra forma de pensar, sentir y actuar es un fuerte promotor del binomio bienestar-felicidad, haciendo a cada persona única.
En un continuo podemos apreciar desde las personas que sólo se mueven por el placer, el bienestar, el hedonismo; en el otro extremo de la cadena podemos ver a esas personas sacrificadas, que sólo se mueven por la obligación, la ayuda ilimitada a los demás posponiendo sus propias necesidades, olvidándose en definitiva de sí mismas. Es importante encuadrar la felicidad dentro de unos límites adaptativos social y personalmente.
Una persona sana emocionalmente es alguien que mantiene un nivel de equilibrio y bienestar como tónica general de su vida. Quienes lo mantienen de manera generalizada en su día a día se caracterizan por las siguientes actitudes. Así las personas que se consideran felices se caracterizan por estas actitudes:
- Se conocen y quieren a sí mismos y se tratan con cariño. Se trata ésta de una condición Sine Qua Non. Así, si no nos aceptamos a nosotros mismos, por mucho que consigamos nunca será suficiente y siempre tendremos que “vender” a los demás y a nosotros mismos nuestra valía.
- Personas independientes emocionalmente, que buscan que las metas que se proponen para conseguir su propio bienestar, sosiego, serenidad, satisfacción, etc dependa de ellos.
- Se ponen metas racionales y no utópicas. Esto permite mantener la motivación a lo largo del tiempo, llevando a cabo las acciones necesarias para su consecución y viendo los impedimentos como algo asumible y no como un fracaso. Y es que el factor esperanza es clave para mantenernos firmes ante las adversidades.
- Basan su equilibrio y estabilidad emocional en varias cosas y no solo en una, pues en este caso, si la apuesta falla, la felicidad se viene abajo. Hoy en día es habitual observar como las personas están preocupadas por conseguir el mejor puesto a toda costa, sin importar el esfuerzo y el sacrificio para conseguirlo; si bien no podemos negar que este es un recurso importante, no podemos dejar de lado que no es lo único importante en la vida, poniendo el foco en trabajar por nuestros objetivos de una manera integral.
- Son personas con un optimismo inteligente. En el ámbito de la salud puede ser un arma de doble filo, es útil para creer en nosotros mismos, pero también hemos de ser realistas acerca de nuestras limitaciones propias e interpersonales.
- Asumen un rol de responsable y no de víctima. Una actitud victimista nos hace mirar los acontecimientos de la vida como sucesos con causas externas que nos ocurren a nosotros, sin que podamos hacer nada por evitar el golpe, frente a la actitud de responsabilidad en la que asumimos un papel activo en su resolución.
- Personas que saben vivir el presente, el ahora y no sólo el futuro ni el pasado. El pasado es algo que no podemos cambiar, podemos integrarlo en nuestra historia psicobiográfica de forma que no condicione nuestro presente. Si sólo pensamos en nuestro futuro, resulta difícil mantener la ilusión.
- Personas que saben decir no sin sentirse culpables, no acumulando emociones-expresiones negativas, personas con un buen autoconcepto y una sana autoestima.
- Afrontan las dificultades y son capaces de salir de la zona de confort.
Muchos de nosotros hacemos frecuentemente propósitos para conseguir cambios, sin embargo, es habitual que éstos no se mantengan a lo largo del tiempo. Son varias las razones que pueden explicar este fenómeno:
- Una básica se debe a que mantenemos expectativas poco realistas pues tendemos a proponer cambios muy radicales-drásticos. Junto a ello, tendemos pensar en ver los resultados de una manera rápida-casi milagrosa.
- Asimismo, es importante graduar racionalmente la capacidad de cambiar nuestra conducta, conllevando la frustración cuando no consigamos los resultados esperados.
- Vive el presente. Algo que hoy en día no es fácil dado el mundo de tecnología y velocidad en que vivimos, que nos dificulta algo tan elemental y a su vez necesario de estar en contacto con nosotros mismos.
Osho, reconocido maestro intelectual afirma que:
“Vivir en los recuerdos o vivir en la imaginación, es vivir en un plano no existencial. Cuando estás viviendo allí, estás dejando pasar lo esencial. Naturalmente serás miserable, porque estarás dejando toda tu vida”.
Si te has visto reflejado-a en este artículo, tienes dificultad en identificar lo que es la felicidad o nunca la has sentido, puedes ponerte en contacto con el equipo de PSICOPARTNER, llamándonos al +34 669 489 678 o enviándonos un email a hola@psicopartner.com y reservar una cita presencial o bien utilizando nuestro servicio de psicología online, donde estaremos encantados de analizar tu caso, atenderte y ayudarte.