La importancia del apego en las relaciones adultas

Hablar de apego significa hacer una pequeña reflexión inicial sobre su significado y sobre la forma en la que lo entendemos en la sociedad occidental. Cuando hablamos de que tenemos apego a algo o a alguien la mayor parte de las veces tratamos de indicar con esa expresión que tenemos la necesidad de estar cerca de ese objeto o de la persona a la que nos hemos vinculado.

Si se trata de un niño pequeño rápidamente asociamos esta palabra con el cariño, el amor y la mirada que todos los niños buscan en sus seres amados, de ahí viene la frase tan socorrida y manida que nos sirve para explicar casi todas las conducta de los niños pequeños, «lo hace para llamar la atención», desde mi punto de vista, nada más lejos de la realidad.

¿Qué es la teoría del apego?

John Bowbly y Mary Ainsworth formularon la teoría del apego en 1969, en dicha teoría, muy someramente, se postuló que los bebés humanos nacen con la capacidad para conectarse de forma estrecha con sus cuidadores principales, en un recurso que podríamos llamar neuroevolutivo que tiene como objetivo único garantizar la supervivencia del bebé, asegurar su protección y que recibe los cuidados necesarios para crecer y poder desarrollarse.

En definitiva un recurso fabuloso de la naturaleza de los seres humanos que sirve al aseguramiento de la supervivencia como especie. Nada puede haber más alejado del concepto de cariño y amor que destilan algunos libros de autoayuda, no en vano en inglés (idioma original los autores de la teoría) el apego se define como attachment, ¿algo más que decir?.

El ser humano es un mamífero, diurno, que caza y recolecta y que vive, o mejor dicho sobrevive en grupos de unos 40 individuos (en su entorno natural), por lo tanto, y esto es esencial para entender la importancia del apego en el desarrollo global del individuo, somos esencialmente relacionales. Nos explicamos, nos construímos, nos desarrollamos como personas siempre en un contexto de relación y, sin ninguna duda, para que la persona alcance su máximo potencial es imprescindible que este entorno relacional sea seguro.

La influencia del apego en la resiliencia

Este concepto de seguridad en las relaciones tanto en la primera infancia, en la adolescencia como en la edad adulta esta en la base de la felicidad y de la serenidad de las personas. Contar con una red social eficaz es una de las mejores herramientas a nuestra disposición para la recuperación de una enfermedad, para hacer frente a un reto profesional y en definitiva para sentir que tenemos éxito en nuestra vida adulta, pero además es sin duda un factor de protección a la hora de prevenir las dificultades psicológicas, si nos damos cuenta contar con una buena estructura relacional está íntimamente ligado con la capacidad de generar resiliencia.

El concepto de “Resiliencia” que formulo Boris Cyrulnik, y que hace referencia a la capacidad que algunos seres humanos tienen para recuperarse y levantarse después de vivir un hecho o una serie de hecho potencialmente dañinos. Lo hemos oido una y mil veces, seguro, los que nos ocurre cuando somos pequeños, lo que vivimos o no vivimos nos puede llegar a marcar para toda la vida.

La teoría de Ainsworth y Bolbwy cuenta actualmente con un respaldo científico que la hace prácticamente incuestionable, los avances en neurociencia han servido para probar los postulados principales de la formulación original que voy a repasar muy someramente.

En función de la capacidad de los proveedores de cuidados para suministrar protección y en función de la respuesta emocional que se le muestre al pequeño podremos observar los siguientes tipos principales de apego:

  • Apego “seguro”, definido por el papel del adulto como base segura, el niño explora, interactua con los objetos usando al adulto como un refugio al que volver si tiene problemas. Se relaciona con sus iguales de forma normalizada, se acerca y explora también en las relaciones con sus pares.
  • Apegos inseguros: Observables en niños que no paran de llorar, que parecen no tener consuelo nunca. Que lloran cuando los bañan, cuando tienen hambre, cuando no la tienen, cuando tienen sueño o cuando no lo tienen, que parecen no responder a los cuidados que se les dispensan.
    • Pueden ser de expresividad ansiosa, “el niño que se aferra a sus padres y no deja que puedan hacer nada a menos de medio metro de él”
    • O bien pueden ser evitativos “el niño que pese a reclamar constantemente el contacto físico lo rechaza cuando se le dispensa”.

En ambos casos los niños se vuelven temerosos en las relaciones con sus iguales, o bien reclaman permanentemente la intervención de otros o bien son definidos como muy independientes, aunque en realidad no se acercan a los otros porque son temerosos.

  • Apego desorganizado: Observables en niños que son víctimas, o que son abandonados, o que viven con padres que son claramente negligentes (porque presentan una psicopatología por ejemplo), suele expresarse por una ausencia total o parcial de expresión emocional, no parecen reaccionar a los estímulos ambientales y a veces se sospecha de ellos que puedan tener alguna dificultad adaptativa de carácter neurovegetativo , en edades más maduras son claramente alexitímicos (no pueden expresar emociones) y tiene fuertes dificultades para establecer relaciones y para integrase en los grupos de iguales. El DESNOS, Trastorno reactivo del apego o Trastorno relacional temprano es una entidad nosológica relevante y vinculada con este tipo de estilos de apego.

La influencia del apego infantil en la autoestima del adulto.

Que frecuente es en la consulta de psicología recibir a personas que nos cuentan que tienen o han tenido una relación complicada con sus padres donde es frecuente que nos comenten situaciones como:

  • Que no sintieron el cariño de estos «no recuerdo un beso o un abrazo de mi padre».
  • Que nos cuentan que fueron educados de forma coercitiva, con violencia incluso (física o verbal).
  • Que nos cuentan que sentían que estorbaban en su familia «mi madre dijo en un momento dado, ójala no la hubiese tenido».
  • Y mil situaciones diferentes de rechazo de los padres…

¿Realmente creemos que con esas experiencias tempranas, o no tanto, podemos ir a las relaciones adultas con seguridad, confiados, sin recelos?

Muchas personas se embarcan en una relación tras otra buscando esa mirada «incondicional» que no recibieron nunca, exponiéndose en dichas relaciones, humillándose muchas veces, todo por salvar la amistad o el amor. Otras muchas se acercan a las relaciones con desconfianza, con agresividad incluso, con todas las defensas levantadas, preparándose para recibir y devolver los «golpes» que puedan producirse. Personas que nos cuentan que han sido siempre así, o que tienen no tienen conciencia de que estos problemas empezaran en un momento determinado.

Presentar un fallo en el vínculo, una falla vincular o una estructura de apego adulto dañada es más común de lo que podemos imaginar y afecta de forma muy importante al autoconcepto, a la autoestima y por tanto a la capacidad de sentirnos y ser felices.

Tratamientos del apego

Los modelos terapéuticos basados en la teoría del apego enfatizan el esfuerzo en la educación afectiva y emocional en el descubrimiento de uno mismo, en el autoconocimiento y en la exploración de la estructura relacional temprana, al objetivo de repararla. El enfoque para este tipo de modelo debe ser humanista, la consulta del psicólogo debe convertirse en ese lugar seguro que nunca o pocas veces tuvimos, el terapeuta debe ser capaz de generar un vínculo de confianza en el que los juicios, los consejos deben quedar fuera.

La persona aprende a reconocerse y a identificar los motivos por los que se comporta como lo hace, con el objetivo de generar una narrativa nueva, consciente, reparadora, una narrativa que facilite el «empoderamiento» y el reconocimiento de uno mismo como un ser humano completo, capaz de todo lo que se proponga.

En Psicopartner trabajamos con un modelo de psicoterapia breve, basado en trauma y apego, en el que unimos recursos de los modelos integrativos y humanistas a las técnicas más avanzas en terapia como EMDR (Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares), con el objetivo de ayudar a las personas en este camino de reparación y de encuentro consigo, con su mejor yo posible.

Si te has visto reflejada/o en este articulo y consideras que necesitas ayuda profesional, puedes solicitar una sesión con nosotros en el +34 669 489 678 , en hola@psicopartner.com o bien a través de nuestra plataforma de psicólogos online donde estaremos encantados de atenderte.

Jorge Bueno

Jorge Bueno

Psicólogo Sanitario Especialista Niños y Adolescentes.

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