Los vínculos afectivo-emocionales que establecemos a lo largo de nuestra vida nos incitan en muchas ocasiones a sacar lo mejor de nosotros mismos; pero también en ocasiones el apego que establecemos deteriora nuestro equilibrio emocional. Un caso muy claro de ello son las relaciones tóxicas del tipo que sean ( de pareja, familiares, de amistad, entre compañeros de trabajo, etc ) en las que uno o ambos miembros sienten que en lugar de crecer personalmente, menguan. Un ejemplo de una relación tóxica es aquella que se mantiene a través de la manipulación emocional.
Las dinámicas interpersonales que funcionan de esta manera se caracterizan por no ser una relación simbiótica en la que ambos salen beneficiados, sino de una relación en la que existe un claro ganador, el manipulador, y un claro perdedor, el manipulado.
Características del manipulador emocional.
Muchas veces se habla del arte de seducir a la víctima, convirtiéndose quien lo realiza en todo un experto, difícil de identificar y, en consecuencia, de neutralizar.
Aunque no existe un perfil tipo, podemos hablar de rasgos comunes de chantajistas emocionales:
- Bajo una imagen de extrema seguridad en sí mismos, se oculta una gran inseguridad personal, con dificultad para conseguir sus objetivos por sí mismos; motivo por el que tienden a usar a los demás.
- Se trata de personas expertas en encontrar las debilidades emocionales de sus posibles víctimas a las que luego explotarán. No pocas veces encuentran esas debilidades camuflándolas en una supuesta ayuda a su víctima.
- Baja tolerancia a la frustración; buscando obtener metas a corto plazo y resultados rápidos con poco esfuerzo.
- Generalmente presentan unos niveles de exigencia desmesurados, especialmente hacia los demás. Planteémonos cuántas veces dicha exigencia va en contra de nuestras necesidades y deseos.
- Escasa empatía. Dado que su alto nivel de egocentrismo les impide ponerse en el lugar del otro. En casos extremos pueden llegar a «cosificar» a la persona, convirtiéndola en un mero objeto para alcanzar sus pretensiones.
- Tendencia a pensar y actuar de forma rígida; no dando cabida a la negociación, a otros puntos de vista diferentes a los suyos. Es por ello que defienden sus ideas a muerte.
- Tendencia al victimismo. Frecuentemente culpan a los demás de sus problemas, no asumiendo su propia responsabilidad, poniendo por tanto la solución a sus problemas en los demás. En consulta siempre trato de dotar a mis pacientes de la capacidad para generar sus propios recursos evitando que su bienestar esté función de los demás, pues es algo que nunca podremos controlar.
- Suelen dividir para vencer, tendiendo a crear conflictos de manera encubierta. Así, Así tratan de intentar por diferentes medios que la víctima , ante un conflicto, no se mantenga en una posición neutral ( aunque ese sea su deseo ) y tome partido por é aludiendo a su propia ( y bajo su perspectiva ) única visión de la situación, siendo ellos mismos quienes generan el conflicto con sus actitudes en un intento de aislar a la persona manipulada.
- Frecuentes cambios de humor. Así, en un momento dado pueden mostrarse muy amables y felices, seres encantadores ( cuando la víctima accede a sus pretensiones ) e irritables cuando reciben el No por respuesta.
Qué podemos hacer
Lo primero y esencial es conseguir nuestra autonomía emocional, cuyo camino empieza en ser conscientes de que estamos siendo manipulados; para ellos es importante escuchar nuestros propios sentimientos y emociones.
- Conocer nuestros propios derechos personales y asertivos. Cuando hablamos de derechos asertivos nos referimos a una serie de derechos no escritos que todos tenemos por el mero hecho de ser seres humanos y que muchas veces son ignorados por los demás. Entre ellos figuran. – El derecho a ser tratado de forma respetuosa. – El derecho a tener y expresar nuestros deseos, opiniones y necesidades.
- El derecho a establecer nuestras prioridades.
“Nadie puede herirle sin su consentimiento” (Eleanor Roosevelt)
- Di NO de manera amable, respetuosa, franca y directa. Es importante no perder los nervios, ya que será una estrategia que un manipulador hábil usará para hacernos sentir culpables. Es recomendable no dar demasiadas explicaciones, pues un manipulador emocional lo recibirá como un indicio de inseguridad; un manipulador no acepta fácilmente el no por respuesta.
- Revisa tus creencias sobre el amor, la amistad, verás que éstas implican poder actuar sin ser coaccionado.
- Podemos prestar atención a sus actos; más que a sus palabras. Como hemos comentado, se trata de personas aparentemente encantadoras y aduladoras; sin embargo, sus actos dicen otras cosas.
- Tómate el tiempo que necesites para dar una respuesta. Una estrategia habitual de quien usa el chantaje emocional consiste en presionar a la víctima para que no tenga tiempo de pensar.
- Evita sentirte culpable de sus actos, pues el responsable es quien los realiza.
- Evita sentirte culpable de tus actos.
- Establece un distanciamiento emocional con él con ella. Si consideramos que el manipulador no va a respetar nuestros derechos, es conveniente establecer una relación cortés, pero con límites que le impidan acceder a nuestra intimidad, de manera que puedas proteger el equilibrio emocional.
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