La pareidolia es un fenómeno psicológico que consiste en la capacidad de reconocer patrones significativos producidos por estímulos que son aleatorios y ambiguos.
Gracias a la Pareidolia podemos ver animales en las nubes, figuras humanas o caras en piedras o montañas, e incluso a Jesús en una tortilla, y no se trata de alucinaciones ni ningún trastorno que deba preocuparnos, simplemente es un mecanismo de adaptación de nuestro cerebro.
En Psicología se ha utilizado esta capacidad de asignar un significado a estímulos ambiguos en el famoso Test de Rorsarch, donde el sujeto interpreta manchas sin significado alguno. Ha servido para diagnosticar y evaluar diferentes trastornos psicopatológicos.
La neurociencia ha conseguido explicar cómo se realiza este reconocimiento. El responsable es una circunvolución cerebral llamado “Giro Fusiforme” y hace posible que reconozcamos las caras, y que contemos con una predisposición a un reconocimiento facial incluso en sitios donde no lo hay.
Las últimas investigaciones de la Universidad de Harvard han arrojado datos sobre cómo evoluciona a lo largo de la vida esta capacidad de reconocimiento facial. Concluyen que la capacidad de reconocimiento de las caras consigue su grado máximo entre los 30 y 34 años, para después declinar poco a poco. Así con 65 años tenemos una capacidad similar que la que teníamos a los 16 años.
Al igual que vemos caras donde no las hay, existe un trastorno neurológico llamado “Prosopagnosia” que impide al sujeto que lo padece reconocer los rasgos conjuntos de las caras. El famoso neurólogo Oliver Sack, describió un caso de un sujeto que era incapaz de reconocer las caras, llegando incluso a confundir a su mujer con un sombrero.
También las últimas investigaciones en algunas demencias como el Alzhéimer, en las que el paciente no puede identificar a personas conocidas, se ha demostrado que esto es debido a la atrofia del giro fusiforme derecho.
Un caso famoso que nos puede ayudar para explicar el fenómeno de la Pareidolia es la famosa foto de Marte sacada por la sonda espacial Vicking, donde en una formación rocosa nuestra mente hace instintivamente que veamos una cara.
La "Cara en Marte" es un caso de pareidolia que ha traído miles de artículos, se ha discutido este tema en libros, artículos, programas de televisión, etc, e incluso la NASA estudio el fenómeno durante años para poder dar una explicación al respecto. La conclusión fue que se trataba de una formación rocosa, y que las luces y sombras, al realizar la fotografía desde una cierta inclinación aparece la forma de la cara.
Y si queremos encontrar un caso más cercano, quién no se acuerda de las “Caras de Bélmez”, donde aparecían “caras” en el suelo de cemento y paredes de una casa de pueblo y que fueron objeto de investigación durante años. Muchos vieron caras de personas fallecidas en esas manchas, otros simplemente veían manchas que tenían forma de cara, pero en cualquier caso era un fenómeno claro de Pareidolia.
Sabiendo que este mecanismo es adaptativo, podemos jugar y entretenernos simplemente mirando una nube o una roca y viendo curiosamente como nuestro cerebro buscará un elemento conocido para darle un significado a esa forma ambigua y neutra.