En los últimos años, ha crecido el interés en torno a una maravillosa capacidad humana a la que llamamos Resiliencia.
Gracias a ello, han ido apareciendo un gran número de publicaciones, estudios y modelos explicativos que tratan de desgranar esta capacidad para su posible desarrollo y aplicación en diversos ámbitos de las personas resilientes.
Pero ¿Qué es la Resiliencia?
Aunque hay muchas definiciones al respecto, la mayoría coinciden en lo básico; la resiliencia es la capacidad que tenemos las personas para hacer frente a las adversidades, sobreponiéndonos e incluso saliendo fortalecidos de ellas.
Todos conocemos a alguna persona que nos ha sorprendido por su capacidad de superación aún en las situaciones más duras. Stephen Hawking, Nelson Mandela o Malala Yousafzai son ejemplos emblemáticos, pero hay millones de ellos más.
Boris Cyrulnik (1937), neurólogo, etólogo y psiquiatra francés, es uno de estos ejemplos y además un personaje clave cuando estudiamos la Resiliencia. Él mismo, tuvo que hacer frente a una dura infancia tras escapar de un campo de concentración nazi, huyendo de una muerte segura y deambular por varios centros de acogida. Pero Cyrulnik, ha sido capaz de llevar una vida feliz y sacar provecho de la adversidad, de modo que ha dedicado gran parte de su vida a estudiar la resiliencia y el trauma, arrojando un poco de luz sobre ello.
¿Por qué hay tanto interés en la resiliencia?
La Organización Mundial de la Salud (OMS), advierte que la depresión es la “epidemia del siglo”, de forma que para el año 2020, será la causa principal de discapacidad a nivel global, afectando a una de cada cuatro personas. Es un dato escalofriante, sin duda. La buena noticia es que tenemos capacidad suficiente para hacer frente a esta epidemia, en gran parte, gracias a la resiliencia.
Pero la resiliencia no solo nos permite hacer frente a una depresión, sino también a afrontar situaciones estresantes o traumáticas como la muerte de un ser querido, un despido laboral, una situación económica desfavorable, un divorcio o incluso grandes catástrofes y guerras.
¿Se nace resiliente o nos hacemos resilientes?
Como decíamos, hay muchos estudios, teorías y modelos explicativos pero parece que, para ser una persona resiliente hace falta que se den diversos factores que nos protegerán ante las adversidades, algunos de estos factores que suelen poseer las personas resilientes son, según Cyrulnik, una autoestima consistente, independencia, capacidad de relacionarse, sentido del humor, moralidad, creatividad, iniciativa y capacidad de pensamiento crítico.
En 1982, Suzanne C. Kobasa, psicóloga de la Universidad de Chicago, introdujo el término de personalidad resistente para referirse a aquellos individuos que se enfrentan de forma activa y comprometida a las situaciones estresantes. Así, estas personas sufren menos burnout o síndrome de desgaste profesional porque en lugar de enfermar a causa del estrés, aprovechan las circunstancias difíciles como una oportunidad para progresar.
Para Kobasa, existen tres componentes que encontramos en una persona resistente. Las llamadas tres “Cs”:
Compromiso: Con nosotros mismos, con las personas que nos rodean o con un sistema de valores, implicándose en lo que se hace.
Control: Percepción de que es la persona la que domina los acontecimientos y no que dependa de otras personas. El miedo dificulta la resiliencia y la confianza, el sentirse capaz, favorece su desarrollo.
Cambio: Capacidad de aceptación al cambio, algo cosustancial a nuestra existencia, y considerar los cambios como una oportunidad de progreso. Como dice la Doctora Rafaela Santos Rivas, Psiquiatra Presidenta del Instituto Español de Resiliencia, “El sufrimiento no es lo que daña, sino encontrarle sentido a ese sufrimiento”.
En la actualidad se sabe que hay un gen específico receptor de Serotonina, concretamente el gen 5HT2, que posee un tercio de la población y que resulta ser un factor protector ante situaciones adversas, por lo que las personas que lo poseen resultarían ser más resilientes.
Pero, de nuevo buenas noticias, los últimos estudios muestran que la resiliencia es una capacidad que se puede desarrollar.
Para el desarrollo de la resiliencia la American Psychological Association (APA), nos hace una serie de recomendaciones como el establecimiento de buenas relaciones, evitar ver las crisis como obstáculos insuperables, aceptar los cambios como parte de la vida, cuidar de uno mismo, buscar oportunidades para descubrirse a sí mismo o no perder nunca la esperanza.
En definitiva, si somos capaces de desarrollar esta capacidad a nivel personal, social, educativo o en el ámbito de la salud, estaremos construyendo las bases de un futuro mejor para todos ¿por qué no empezar ahora mismo? Busca apoyo, asociaciones, libros, publicaciones, consulta a tu psicólogo; estarás sembrando el germen de una persona resiliente y capaz de hacer frente a todos los acontecimientos vitales que se presenten.
Ana Mª Pascual González
Estudiante Grado de Psicología de la UNED
Referencias bibliográficas:
https://miespacioresiliente.wordpress.com/principal-2/
http://www.apa.org/centrodeapoyo/resiliencia-camino.aspx
Como entrenar la resiliencia en la adultez. (agosto, 2017). Recuperado de http://ecos.la/UY/5/salud/2017/08/15/16354/como-entrenar-la-resiliencia-en-la-adultez/
Iglesias, E. B. (2006). Resiliencia: definición, características y utilidad del concepto. Revista de psicopatología y psicología clínica, 11(3), 125-146.
Melillo, A. (marzo-abril, 2005). “Sobre Resiliencia. El pensamiento de Boris Cyrulnik”. Perspectivas Sistémicas. Nº 85. Recuperado de http://www.redsistemica.com.ar/melillo.htm
Pérez de Albéniz, J. (mayo, 2002). “Boris Cyrulnik”. Muy Interesante. Recuperado de https://www.muyinteresante.es/historico/articulo/boris-cyrulnik
Rutter, M. (1987). Resiliencia psicosocial y mecanismos de protección. American Journal of Orthopsychiatric, 57(3), 316-329.