Qué hacer ante un ataque de pánico

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El ataque de pánico es una sensación de miedo intenso, pánico o ansiedad que aparece de manera repentina y acompañada con síntomas intensos de taquicardias, dificultad para respirar y sensación de ahogo, sudoración, temblores, mareos, sensación de irrealidad, etc.., que genera un alto malestar emocional con la sensación de perdida de control o incluso de muerte.

Cuando estas crisis de pánico o angustia ocurren de forma recurrente, podemos hablar de un trastorno de pánico, que puede cursar o no con agorafobia

Pueden tener una duración de entre 20 y 30 minutos, y según datos estadísticos, entre el 1 y el 3% de las personas tendrán algún ataque de pánico a lo largo de su vida.

Este trastorno es más frecuente en hombres que en mujeres, y los síntomas comienzan a aparecer en torno a los 25 años. Los niños también pueden sufrirlos, pero al tener más limitaciones para expresarse, son más difíciles de diagnosticar.

Síntomas de un ataque de pánico

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Los sintomas que aparecen son muy intensos y causan un alto malestar. Se pueden clasificar en tres tipos:

Síntomas físicos

Estos son los síntomas físicos más frecuentes en un ataque de pánico. Suelen aparecer de forma brusca e inesperada:

  • Sensación de ahogo o falta de aliento.
  • Palpitaciones o taquicardias.
  • Sudoración. 
  • Opresión en el pecho. 
  • Sensación de atragantamiento.
  • Mareo, visión borrosa, inestabilidad o desmayo. 
  • Sacudidas o temblores.
  • Náuseas o dolor abdominal. 
  • Parestesias o sensación de entumecimiento en extremidades o alrededor de la boca.
  • Sofocos o escalofríos.

Pueden presentarse hasta 4 de estos síntomas de forma simultánea.

Cognitivos (pensamientos)

Los síntomas cognitivos más habituales del ataque de pánico incluyen:

  • Fuerte sensación de peligro inminente.
  • Miedo a morir.
  • Miedo a volverse loco o a perder el control.
  • Desrealización o sensación de irrealidad.
  • Despersonalización, o sentirse desconectado de uno mismo.

Conductuales

Un ataque de pánico, además de los síntomas descritos, conlleva una interpretación catastrofista de los mismos y disparan conductas de evitación o de huida de la situación.

La persona que los sufre está convencida de que todo lo que está sintiendo está poniendo en riesgo su salud, y que realmente está a punto de morir o perder el control de sus actos. Estas ideas retroalimentan el pánico en un círculo vicioso. 

Pero, además, se puede generar una predisposición por el propio miedo a volver a experimentar una nueva crisis en el futuro. Así, si un individuo ha sufrido un ataque de pánico en un autobús, puede estar más predispuesto a padecerlo nuevamente cuando vuelva a utilizar ese mismo medio de transporte.

¿Cuándo comienza un ataque de pánico?

Las crisis pueden desencadenarse en diferentes situaciones, pero sobre todo en aquellas que pueden generar estrés, ansiedad, o una elevada activación nerviosa. 

Se produce de una manera repentina y muchas veces no se llega a identificar una causa que lo detone. Puede ocurrir ante eventos tan diversos, como una reunión de trabajo, en un centro comercial, viendo la televisión, etc…

Una vez que se ha originado un episodio, la situación puede quedar asociada a determinadas sensaciones, o a la actividad que se estaba haciendo en ese momento actividades, y como consecuencia provocar una tendencia a evitar esas situaciones en las que ocurrió el ataque. Es por eso que los ataques de pánico y la agorafobia están relacionados en muchos casos. 

En un alto porcentaje de los ataques de pánico podemos encontrar un alto nivel de estrés o ansiedad anterior al ataque de pánico. El estrés crónico es el resultado de un manejo inadecuado de los estresores cotidianos, o de eventos de gran intensidad emocional. Cuando esto se prolonga en el tiempo, puede derivar en diferentes problemas de ansiedad, e incluso en depresión

Por otra parte, al encontrarse el organismo en un estado elevado de activación constante, el sistema de alarma del cerebro es más susceptible de activarse en situaciones en las que realmente no es necesario, como ocurre, por ejemplo, con los ataques de pánico. 

No todo el mundo tiene la misma predisposición a responder de esta forma al estrés y la ansiedad, lo que significa que hay factores internos que nos pueden hacer más sensibles a sufrir este tipo de trastornos.

Diferencias  de un ataque al corazón o infarto con un ataque de pánico.

Los síntomas de un ataque de pánico son similares a los de un infarto, lo que contribuye a que el miedo en estos momentos se incremente. Por ello, conocer las diferencias es fundamental para racionalizar al máximo lo que nos está pasando y no dejarnos llevar la sensación de terror al sentir que podemos morir en ese instante. 

Algunos de los síntomas en común son dolor en el pecho, dificultad para respirar, mareos, visión borrosa, náuseas... 

La principal diferencia es que, en el ataque de pánico, el dolor en el pecho se sitúa en la mitad del tórax y es punzante e intenso. En un infarto, el dolor se siente con opresión y se extiende hacia un lado, hacia el brazo o hacia el estómago. Estos síntomas pueden durar unos tres minutos en ambas crisis, pero en un ataque cardíaco, el dolor desaparece y vuelve al cabo de un rato.

Ataque de pánico y otros problemas de salud mental

El 91% de los pacientes con crisis de pánico sufren otro trastorno psicológico, emocional o psiquiátrico como agorafobia, trastorno de ansiedad generalizado, estrés postraumático, fobia social, fobias específicas, TOC, duelo patológico o depresión mayor. 

La depresión y la agorafobia son los trastornos más frecuentemente vinculados al pánico. 

Qué puedo hacer ante un ataque de pánico

Los ataques de pánico son experiencias muy desagradables, pero se pueden llegar a controlar, e incluso a detener. 

pexels shvets production 7176036 Qué hacer ante un ataque de pánico
  1. El primer paso es reconocerlo, y ser consciente de lo que le está ocurriendo a nuestro organismo: esto contribuirá a reducir la sensación de miedo. 
  2. Ten presente que es una situación temporal. Un ataque de pánico no supone ningún problema para la salud, ni tan siquiera un ingreso hospitalario. Simplemente, hay que esperar unos minutos y se habrá pasado. 
  3. Práctica técnicas de respiración profunda. Son muy útiles para recuperar el estado físico, evitar hiperventilar y apaciguar la frecuencia cardiaca. Además, ayudan a cambiar el foco de atención de la mente hacia la respiración para que pueda desactivar más fácilmente ese estado de alarma. 
  4. Busca ayuda profesional: La vivencia de un ataque de pánico genera una experiencia traumática que puede generar un miedo a volver a tener esa misma experiencia generando estrés y ansiedad ante situaciones similares. No minimices esta experiencia, puede aparecer ansiedad a “tener a ansiedad” generando un bucle vicioso que se retroalimenta.

La terapia psicológica es el tratamiento más eficaz para tratar los ataques de pánico y las consecuencias emocionales que los genera. Si bien en los casos más graves, se puede recurrir a medicación específica que complemente a la terapia psicológica.

Si te has visto reflejado en este artículo y consideras que necesitas ayuda psicológica profesional, puedes solicitar una cita con nosotros llamando al +34 669 489 678 o bien enviando un email a hola@psicopartner.com donde estaremos encantados de atenderte.

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Luis Guillen Plaza

Psicólogo Colegiado M-40260 (Salud y Trabajo)
Psicólogo especialista en Sexología, Orientación Sexual y Terapia de Pareja

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