El síndrome de ingesta nocturna es una afección que pueden sufrir bastantes personas y que consiste en ingerir grandes cantidades de comida después de cenar o durante la noche, pudiéndose levantar varias veces durante la misma y en donde la persona no tiene control sobre la conducta de ingesta y viene acompañada del consumo de alimentos ricos en grasas, azucares o hipercalóricos.
La persona siente un elevado malestar ya que no es capaz de controlarlo, y puede derivar en aumento de peso considerable, reducción del locus de control interno, así como ansiedad, frustración y tristeza.
En un principio para categorizar la afección se diferenciaba que si la persona era consciente de la conducta de atracón durante la noche, se trataba de un problema o trastorno de alimentación y si la persona se levantaba al día siguiente y no recordaba la conducta de ingesta compulsiva, obedecía más a un patrón alterado del sueño o trastorno del sueño, de hecho esta conducta se puede producir en la fase no REM del sueño donde la persona se levanta e ingiere gran cantidad de alimentos, relacionándolo con un tipo de insomnio.
Actualmente el Manual Diagnostico DSM-V, el más reciente lo cataloga en problemas o Trastornos de la Conducta Alimentaria en el apartado Otros trastornos de la conducta Alimentaria o de la Ingestión Especificados.
¿Que problemas ocasiona la ingesta nocturna?
Al repetirse este patrón de ingesta compulsiva durante la noche (hiperfagia nocturna), se produce como consecuencia anorexia matutina: la persona no tiene hambre por la mañana y las sensaciones de hambre y saciedad se van retrasando cada vez más acercada la noche, esto genera hábitos de alimentación poco saludables, donde las comidas o no se hacen , se retrasan o no están bien estructuradas, las sensaciones de hambre y saciedad se alteran y todo ello suele acompañarse de un importante incremento del peso.
Los ritmos circadianos también se ven alterados. Los estados de sueño y vigilia se modifican no atendiendo a su patrón normal de funcionamiento, si se come mucho durante la noche se puede ver alterado el sueño y esto a su vez puede desembocar en somnolencia diurna, dormir más durante el día, perpetuando el problema.
Una de las hormonas que se encuentra más alterada y como consecuencia de esta desestructuración alimentaria y de sueño es la serotonina, que regula el estado anímico, la alimentación y la higiene del sueño, produciéndose ésta en menor cantidad, dando lugar a estados de ánimo frecuentes que fluctúan de la tristeza a la irritabilidad y que influyen a su vez en el bajo control de impulsos.
Factores que influyen en el inicio y mantenimiento del problema
Estudios revelan una alteración del sistema endocrino que libera mayor cantidad de cortisol durante la noche provocando estrés nocturno.
Factores socioculturales y genéticos también pudieran tener una relación con el inicio de este trastorno; padecer de ansiedad y depresión también pueden relacionarse con su inicio, donde la comida se convierte en un mecanismo para evitar estados emocionales desagradables, así como una estrategia de afrontamiento para evitar problemas o situaciones de conflicto.
La mayoría de las personas que la padecen sufren de obesidad, y ésta a su vez influye en que la conducta de ingesta nocturna se repita y sigan manteniéndose alterados patrones de sueño y alimentación, la comida puede llegar en convertirse en una adicción donde la persona necesita seguir comiendo para evitar el malestar y sentirse bien y en calma.
Creencias irracionales sobre la alimentación y el sueño pueden mantener la conducta de ingesta nocturna; mantener como una creencia generalizada y poco matizada que el hecho de comer durante la noche les ayuda a conciliar el sueño y por tanto a dormir mejor.
Y cómo mejorar
- Psicoeducación: Es importante que la persona entienda qué inicia y mantiene el problema, como la conducta de atracón nocturna influye en que la misma se repita y que al final se convierta en un círculo vicioso del que es difícil salir, como a su vez se altera el sistema endocrino, las sensaciones de hambre y saciedad así como los patrones de sueño; favoreciendo en contrapartida instalar unos hábitos saludables y estructurados de alimentación y de una buena higiene del sueño.
- El papel de las emociones: Entender para que sirve cada emoción y qué función cumple : la ansiedad nos alerta de amenazas y peligros, el estrés elevado nos informa que nuestro organismo se encuentra sobrecargado y que nuestros recursos antes las demandas del ambientes son escasos o insuficientes, la tristeza nos ayuda a elaborar perdidas y a conectar con aquello que ya no está, se fue o es diferente; entendiendo que aun siendo desagradables son necesarias para sobrevivir y funcionar y el hecho de neutralizarlas y/o evitarlas con la comida no hace más que incrementar su intensidad, frecuencia y duración.
- Trabajar creencias irracionales sobre la alimentación y el sueño: Es cierto que el masticar, comer y deglutir es una conducta antiansiógena y cuando comemos pocos alimentos el cerebro no dispone de los nutrientes y alimentos necesarios para conciliar el sueño, de algún modo, el cerebro debe sentirse lo suficientemente saciado para dormir, una cosa es eso y otra comer en exceso, el exceso de grasas y azucares durante la noche dificulta la digestión y a su vez dificulta iniciar y mantener un sueño reparador.
- Instaurar herramientas de afrontamiento eficaces para regular las emociones, pensar de un modo ajustado y funcionalmente beneficioso para el individuo que le ayude en una mejor gestión emocional: reduciendo las conductas impulsivas e incrementando las reflexivas, así como aprender comportamientos que le ayuden a resolver las dificultades de una forma sana y eficaz.
- Ejercicios de meditación, Mindfulness Eating y técnicas de respiración y relajación pueden ayudar durante el proceso.
- En el caso de ser necesario el uso de fármacos, los inhibidores selectivos de la recaptación de Serotonina (ISRS) pueden ayudar al bajo control de impulsos, a la mejora de la tristeza y la irritabilidad y a regular los ritmos circadianos y las sensaciones de hambre y saciedad.
Si te das atracones, comes después de cenar o durante la noche y no sabes cómo controlarlo, te animo a que te pongas en contacto con el equipo de Psicopartner, escribiéndonos a hola@psicopartner.com o llamándonos al 91 466 98 62 o al móvil 669 489 678, donde estaremos encantados de valorar tu caso, atenderte y ayudarte.