Obesidad y Sexo
El vínculo entre la obesidad y la sexualidad es un tema fascinante y complejo que requiere un enfoque integral y la colaboración de diversos expertos. La relación que se genera entre la obesidad o el sobrepeso y la vida sexual es debida a múltiples factores que pueden impactar de manera importante en el bienestar emocional.
De hecho, abarca desde los efectos directos del tejido adiposo hasta las comorbilidades fisiopatológicas, pasando por cuestiones de índole biológica y complicaciones musculoesqueléticas. A todo esto hay que añadir el importante impacto de los factores psicológicos en esta cuestión.
Lo que hace aún más interesante esta área de estudio es que los efectos de la obesidad en la función sexual parecen variar entre hombres y mujeres, lo que nos lleva a realizar un enfoque diferenciado para abordar estos desafíos.
En este contexto, la experiencia y la especialización de los profesionales desempeña un papel esencial para comprender, evaluar y tratar este nexo multivariado entre obesidad y sexo.
¿Sabías que el sobrepeso y la obesidad pueden duplicar el riesgo de desarrollar disfunciones sexuales?
Obesidad y Fisiología Sexual

La obesidad puede ejercer un efecto perjudicial sobre la fisiología sexual tanto en hombres como en mujeres.
Por ejemplo, los cambios en la fisiología de los adipocitos no sólo están asociados con mediadores proinflamatorios, sino con la expresión de las enzimas responsables de la biosíntesis de estrógenos.
Los hombres con obesidad o disfunción metabólica a menudo presentan niveles de testosterona significativamente más bajos y niveles de estrógeno más altos en la circulación (Zahid, Simpson, & Brown, 2016). Dado que el funcionamiento sexual masculino depende de la actividad androgénica, los cambios que se producen en la testosterona debido a la obesidad o al sobrepeso pueden afectar el deseo sexual, la erección e incluso la sensibilidad del pene a la estimulación.
En las mujeres, la obesidad puede ser uno de los factores de riesgo ampliamente aceptados que influye en el desarrollo de la disfunción del tracto urinario inferior al provocar un aumento de la presión intraabdominal crónica sobre el suelo pélvico, contribuyendo así al desarrollo de la incontinencia urinaria y disfunción del suelo pélvico (Dilek Bilgic, 2019).
Tampoco se deben ignorar otros factores como la preocupación relacionada con el uso continuo de protectores de cama y la vergüenza por el olor debido a la pérdida de orina durante el coito, así como las reacciones negativas del cónyuge/pareja, que pueden llevar a la percepción de atractivo reducido, inapetencia, anhedonia e, incluso a la depresión (Renly Lim, 2016).
En las mujeres con disfunción del suelo pélvico, la obesidad puede causar el deterioro de la función sexual debido al debilitamiento de los músculos transversales superficiales que fijan el tendón central del perineo. Por consiguiente, el cuerpo perineal deficiente puede dañar el nervio pudendo (que inerva los genitales y juega un papel importante tanto para la excitación como para el orgasmo) y los músculos del suelo pélvico, llevando incluso al prolapso genital, patología que afecta la función sexual normal (Di Nardo M, 2021).
Además muchos estudios sobre la obesidad y la calidad de la vida sexual en las personas que la sufren reportan que la acumulación de grasa abdominal puede dar lugar a cambios hormonales que, pueden alterar la función reproductiva (ovarios poliquísticos), y llevar a la disminución del flujo sanguíneo en el área genital dificultando la lubricación vaginal e influyendo en la disminución del deseo sexual (Rowland, McNabney, & Mann, 2017).
La inflamación mediada por la obesidad se ha visto fuertemente implicada en un funcionamiento sexual deficiente tanto en hombres como en mujeres, concretamente influyendo negativamente en la fase de excitación del ciclo de respuesta sexual interfiriendo en la actividad del óxido nítrico, lo que dificulta la erección del pene en los hombres y la ingurgitación (aumento de tensión y tamaño) del clítoris y los labios vaginales en las mujeres (McNabney, 2022).
Además, la obesidad puede ser un síntoma subyacente de las enfermedades como aterosclerosis, hipertensión, hiperlipidemia, diabetes mellitus, hiperplasia benigna de próstata etc. Estas condiciones pueden resultar en trastornos sexuales como la disfunción eréctil, que conlleva la incapacidad persistente de lograr y mantener una erección adecuada para mantener un rendimiento sexual satisfactorio, trastornos de eyaculación, disfunciones orgásmicas y trastornos del deseo sexual.
Obesidad y salud Mental y Emocional
Pero la influencia de la obesidad en la salud sexual no se limita a la esfera puramente fisiológica, sino que también impacta significativamente en el bienestar mental y emocional.
La baja autoestima, la ansiedad y la depresión son comunes en personas con obesidad.
Según un estudio realizado en Francia, tanto en hombres como en mujeres, la obesidad parece afectar negativamente el número de parejas sexuales, la frecuencia de relaciones íntimas y la calidad de las mismas, incrementando asimismo la propensión a adoptar conductas sexuales de riesgo, lo que, a su vez, se traduce en un aumento de infecciones de transmisión sexual (Luigi Cirillo, 2023).
Además de estos desafíos, las personas con obesidad a menudo se enfrentan al estigma social y la discriminación. Esta realidad puede dar lugar a sentimientos de vergüenza y ansiedad relacionados con la calidad de las relaciones sexuales, afectando negativamente la comunicación con la pareja y la calidad de la intimidad.
El desafío de las posturas sexuales

Otro de los problemas que encontramos en consulta de manera habitual en la sexualidad con obesidad es la inhibición de su deseo sexual relacionada con la anticipación del esfuerzo y la fatiga física debido a las posturas sexuales.
En ocasiones, estas personas pueden sentir la necesidad de ocultar sus emociones para disfrazar su incapacidad de mantener el ritmo, el peso (tanto el propio como el de su pareja) y el tiempo, especialmente en la fase de meseta, que exige un nivel máximo de tensión muscular y es esencial para alcanzar el orgasmo y la satisfacción.
Aunque la aceptación del cuerpo juega un papel crucial en las relaciones sexuales, no podemos subestimar la influencia del estado físico, en particular, el tono muscular. Es ampliamente reconocido que a medida que se acumula tejido adiposo, la masa muscular tiende a disminuir (Dionne Sizoo, 2021).
Cuando alguien se encuentra en el modo “sofá y snack” (vida sedentaria y abuso de alimentos), sus músculos pueden negarse a cooperar. Esto puede conducir a momentos incómodos durante las relaciones íntimas.
Es entonces cuando uno se da cuenta de que el clásico “misionero” puede convertirse en un desafío que rivaliza con las proezas de un deportista extremo. No hace falta mencionar que las posturas más audaces, como el "cowgirl" o el "doggy style", a menudo exigen tal resistencia de los músculos del muslo y la espalda que en cada movimiento se hace evidente la necesidad de un entrenamiento enfocado en la fuerza y la flexibilidad.
Este desafío es un tema de consideración seria y merece una atención reflexiva en las conversaciones sobre la obesidad y la salud sexual. Mi experiencia clínica me ha mostrado que es crucial abordarlo con comprensión y empatía, reconociendo que la intimidad y el placer sexual son aspectos fundamentales de la vida humana.
Enfrentando los desafíos de la Obesidad y la Sexualidad
La obesidad tiene un impacto significativo en las relaciones sexuales, abarcando aspectos fisiológicos, mentales, emocionales y físicos, pero no es un obstáculo insuperable en el camino hacia la intimidad y la satisfacción sexual.
Con el enfoque adecuado y el apoyo profesional especializado, es posible superar estos desafíos y construir relaciones sexuales satisfactorias.
Aquí te presento algunas pautas fundamentales que te pueden facilitar a recuperar relaciones sexuales emocionalmente plenas y saludables:
- Comunicación abierta: Hablar abierta y sinceramente con tu pareja sobre las preocupaciones y deseos sexuales puede ayudar a abordar cualquier inseguridad que surja debido a la obesidad.
- Cuidado de la salud: La gestión del peso a través de una dieta equilibrada y un programa de ejercicio funcional y personalizado y, por supuesto, guiado por un profesional, es esencial para mantener una forma física óptima que te permita disfrutar la práctica sexual.
- Apoyo emocional: A través de una terapia individual o de parejas puede ser beneficioso para abordar los aspectos emocionales relacionados con la obesidad y la salud sexual.
- Autoaceptación: Aprender a amarse y aceptarse a uno mismo, independientemente de la apariencia física, es un proceso vital para fomentar una salud sexual y relaciones emocionales satisfactorias.

Para realizar un tratamiento psicológico adecuado de la obesidad o cualquier otro Trastorno de la Conducta Alimentaria es importante realizarlo con Psicólogos/as Sanitarios/as que cuenten con especialización en el tratamiento de estos trastornos.
En Psicopartner tenemos Psicólogas Sanitarias con la especialización en Sexología y en Trastornos Alimenticios y que cuentan con amplia experiencia en abordar de manera efectiva la compleja relación sexualidad-obesidad ofreciendo un enfoque individualizado.
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Bibliography
Rowland, D., McNabney, S., & Mann, A. (2017). Sexual Function, Obesity, and Weight Loss in Men and Women. Sex. Med. Rev., 5, 323–338 [CrossRef] [PubMed].
Zahid, H., Simpson, E., & Brown, K. (2016). Inflammation, dysregulated metabolism and aromatase in obesity and breast cancer. Curr. Opin. Pharmacol., 31, 90–96 [CrossRef].
McNabney, S. M. (2022). Obesity, Body Image Dissatisfaction, and Sexual Dysfunction: A Narrative Review. Sexes , 3, 20–39. https://doi.org/10.3390/sexes3010002.
Luigi Cirillo, G. M. (2023). Sexual dysfunction: Time for a multidisciplinary approach? NIH NLM Arch Ital Urol Androl, 5;95(1):11236.
Dionne Sizoo, L. J. (2021). Measuring Muscle Mass and Strength in Obesity: a Review of Various Methods. Obesity Surgery, 31:384–393.
Dilek Bilgic, S. G. (2019). Quality of life and sexual functıon in obese women with pelvic floor dysfunction. WOMEN & HEALTH, VOL. 59, NO. 1, 101–113 https://doi.org/10.1080/03630242.2018.1492497.
Renly Lim, M. L. (2016). Effect of Stress Urinary Incontinence on the Sexual Function of Couples and the Quality of Life of Patients. The Journal of Urology, 153-158 https://doi.org/10.1016/j.juro.2016.01.090.
Di Nardo M, C. C. (2021). What is the “weight” of body mass index on sexual functioning in women? A mediation model. Eat weight disorders, 6(6):1801–11.