Actualmente se está produciendo una diminución de la natalidad en España, siendo el año 2018 el año en el que se han producido menos nacimientos desde que se tienen registros, llegando a producirse un efecto de pérdida de población, es decir, hay más muertes que nacimientos.
Si comparamos con otros países Europeos vemos que las mujeres españolas son las que menos hijos tienen dentro de la Unión Europea (datos Eurostat), produciéndose una pérdida de natalidad del 29% en la última década según datos del INE.
Las encuestas realizadas indican que los motivos principales para este tendencia de baja natalidad son de índole económica, situación laboral y dificultad en la conciliación.
Sin embargo parece que no es todo tan sencillo y hay factores más profundos cuando una pareja se plantea tener o no tener hijos.
¿Existe el instinto maternal?
En los animales vemos que la procreación es un instinto primario y básico que surge de forma natural, el sexo y la procreación se unen en un todo indisoluble que aparece a partir de una determinada edad. Sin embargo en el ser humano es algo más complejo.
Hasta hace poco se había considerado que el ser humano tiene un instinto de procreación, es decir que aparecía un impulso hacía la maternidad / paternidad asociado a la edad. Sin embargo esto es un gran mito, realmente es una creencia errónea, no podemos hablar de instinto maternal / paternal ya que no ocurre en todos los seres humanos y no es una conducta innata, tenemos la capacidad para decidir si queremos o no tener hijos.
Realmente la decisión de tener hijos está asociado más a una tendencia que tiene cada persona condicionado fuertemente por la sociedad en la que la persona vive, sus valores vitales, la educación recibida, el modelo familiar que ha vivido en la infancia, la presión social de familiares / amigos, creencias sobre lo que significa tener un hijo, etc.
La gran duda en la pareja: ¿Tenemos o no tenemos hijos?
Cuando una pareja empieza a plantearse el tener o no tener hijos, se produce una reflexión personal sobre cómo vivir la vida. Estamos hablando de esquemas vitales profundos, de cómo se entiende la vida en sí misma y el legado que queremos dejar.
Podemos ver que cuando aparece esta gran pregunta sobre si tener o no tener hijos, o tomar una decisión de postergar la maternidad, viene totalmente condicionada por dos grandes factores:
- Factores externos: El contexto en el que nos encontramos referido a que la misma sociedad que ejerce esa presión para ser padres, actualmente no está favoreciendo el tener hijos debido a los salarios bajos, inestabilidad laboral, incertidumbre, elevado precio de la vivienda, emancipaciones tardías, etc..
- Factores Internos: Aparte de estos factores sociales tenemos los factores personales, que son totalmente individuales y determinan la tendencia que tiene cada persona para ser madre o padre. Aquí tendríamos el deseo “en sí mismo” de querer tener hijos o no.
Las parejas sin hijos
Existe ya un término que definen a las parejas en las que ambos trabajan y deciden no tener hijos. Se trata del acrónimo inglés “DINKS” (Double Income No Kids – Doble ingreso sin hijos).
Los DINKS son parejas donde trabajan los dos y no tienen hijos, actualmente se estima que son un 4% de los hogares de España (datos de 2017). Lo característico de este tipo de relación es que hay un claro acuerdo entre los dos miembros de la pareja en que prevalece el desarrollo personal y/o profesional frente a formar una familia con hijos.
¿Se puede ser feliz sin tener hijos?
Podemos afirmar que esta elección de vivir la vida puede ser tan satisfactoria como en el caso de una pareja que haya decidido tener hijos.
En realidad la felicidad está ligada a la coherencia que existe con la vida que queremos vivir, es decir, se trata de estar con un compromiso claro con nuestros valores vitales, con vivir como realmente queremos vivir, identificando con claridad nuestras prioridades y principios como ser humano.
Cuando somos coherentes con nuestros principios, sean los que sean, tendremos una sensación de felicidad y de crecimiento personal, pudiendo estar dentro de este crecimiento como personas el tener o no hijos.
La clave de si podremos ser feliz con hijos o sin ellos, se encuentra en el autoconocimiento, en reflexionar e identificar los objetivos vitales a nivel individual y también los objetivos comunes de pareja.
La sensación de infelicidad o de malestar aparece cuando la decisión viene determinada más por hacer lo que no queremos hacer, es decir, cuando hay una decisión de no tener hijos habría que plantearse:
- ¿el tener hijos es una decisión mía personal o es más por lo que me están diciendo los demás y la presión que ejercen?
- ¿el decidir no tener hijos viene por una falta de conciliación laboral – familiar, falta de apoyos sociales, una situación económica o laboral inestable, etc?
- ¿la decisión se ha debido a factores externos, trabajo, apoyo, etc..? o bien ¿se ha debido más a factores internos relacionados con el hecho de que no existe esa tendencia hacía la paternidad o maternidad?
¿Podemos cambiar de opinión en tener o no tener hijos?
La evolución y el cambio son una constante, como personas estamos siempre en proceso de cambio y crecimiento personal.
Por eso es importante entender que lo que ahora nos vale quizás más adelante no sea así. Nuestro mapa de prioridades cambia en la misma medida en que cambia el contexto en el que nos movemos, y en la misma medida que nos desarrollamos a nivel personal.
Por eso mismo es normal, que lo que en un principio es un convencimiento claro, se produzca una evolución hacia una actitud diferente, en línea con nuestro crecimiento personal y madurez.
Resumiendo, cambiar de opinión ante algo tan importante como crear una familia, es algo que puede ocurrir e incluso es normal que ocurra.
Por ejemplo, con 25 años podemos tener claro que no queremos tener hijos, no queremos asumir esa responsabilidad ni tampoco ese compromiso, incluso puede que no lo veamos en nuestro futuro. Quizás diez años después, con 35 años mis objetivos en la vida son totalmente diferentes, puede ocurrir que aparezca esa decisión de asumir esa responsabilidad, de tener hijos y disfrutar de la maternidad.
Es importante asumir que somos seres cambiantes, aceptar que estamos en una continua evolución personal y que se van a producir cambios en nuestros valores y en cómo entendemos la vida misma.
La decisión de ser padres
En la decisión de ser padres siempre aparecer la duda acerca de si seremos buenos madres o padres, al fin y al cabo nadie nos prepara ante algo tan difícil como el hacerse cargo de un bebe que va mucho más allá de traer un niño al mundo.
Ser “mamá” o “papá” es un título que hay que ganárselo todos los días cuidando, protegiendo, entendiendo, apoyando y educando a los hijos. La relación de apego que se produce entre los niños y los padres desde el momento de nacimiento va a ser determinante en la personalidad de la persona, y en su capacidad de relacionarse con el mundo.
El ser madre o padre supone una gran responsabilidad ya que las acciones que realicen en el bebe van a repercutir en el desarrollo del niño/a a todos los niveles.
Esta decisión no es nada fácil tomarla, y es recomendable reflexionar y valorar sobre nuestra disposición y capacidad para ser padres. Aquí te dejamos algunos de los puntos a tener en cuenta que te pueden servir de guía para tomar esa decisión:
Relación de pareja:
Como sea de consolidada la relación de pareja y la compenetración que tengáis va a ser crucial para que sea una de las mejores experiencias de la vida o por el contrario que se convierta en una verdadera pesadilla.
Un bebe es un cambio en la relación de pareja, aparecerán problemas, inconvenientes, incomodidades que una pareja solida afrontará sin problemas y que incluso puede ser una fuente de unión.
Sin embargo esa misma situación puede hacer que sea una fuente de conflicto continuo que puede llevar a una ruptura total de la pareja. Antes estos casos recomendamos la terapia de pareja por psicólogos expertos.
Estado psíquico:
El estado psíquico en el que nos encontremos va a influir en la experiencia de ser madre o padre, ya que aparecen sentimientos muy intensos: alegría, miedo, tristeza o culpabilidad.
Así si arrastramos un problema anterior o no tenemos los recursos adecuados para gestionar esta nueva responsabilidad, el problema puede ir a peor.
Ingresos económicos:
Con la llegada de un hijo hay que hacer reajustes, van a aparecer nuevos gastos que requerirán un nuevo reparto dentro de la economía familiar.
Disponibilidad de tiempo:
Conciliar la tarea de ser padres con trabajo supone un gran esfuerzo y dedicación, que en muchas ocasiones requiere una priorización de tareas que no es fácil.
Es el momento de identificar con que ayuda puedes contar y cómo os vais a organizar dentro de la pareja.
Compromiso con tu maternidad/paternidad:
Este último punto es el más importante. Todo lo que hemos valorado anteriormente, ya sea a favor o en contra, no tiene porque ser decisivo a la hora de tomar esta decisión, se pueden valorar y buscar soluciones.
Sin embargo, el compromiso de ser madre o padre puede llegar a ser un valor tan importante que no existirá ningún problema que no se pueda superar.
En definitiva, la decisión de tener hijos no es un balance exacto de pros y contras. Conocer lo que deseamos en la vida, cómo queremos vivirla y tener claros nuestros objetivos vitales será lo que nos lleve a tomar la decisión más adecuada, de esta forma responderás de la forma más correcta a la pregunta de ¿Cómo saber si quiero tener hijos?.
En Psicopartner te ayudamos a solventar tus dudas y a tomar decisiones, te guiamos en tu proceso de autoconocimiento para que puedas vivir la vida que realmente quieres vivir.
Te invitamos a que contactes con nosotros y nos expongas tu problema, te podemos ayudar.
Escrito por: Angel Luis Guillén. Ver perfil
Psicologo Sanitario y Mediador.