El sueño normal
El sueño es un patrón biológico, un desarrollo evolutivo necesario para el ser humano y para tantas otras especies que pueblan nuestro planeta.
Se trata de un mecanismo que tiene una doble función facilitar el descanso del organismo y en especial del sistema nervioso y también contribuir a la reposición de nutrientes y a la síntesis o creación de sustancias que son necesarias para la actividad diurna.
Al ser un mecanismo de origen natural es común y necesario a todos los seres humanos, compartimos una serie de características del sueño entre todas las personas, sean cuales sean la raza, genero, lugar de nacimiento o cualquier otra condición.
Vemos brevemente el funcionamiento de la fisiología del sueño:
- La especie humana es una especie de mamíferos, diurnos, recolectores y cazadores, por tanto tenderemos siempre a dormir durante la noche y a estar despiertos durante el día.
- Lo haremos ajustando nuestro ciclo total de sueño al ciclo solar, por ello tenderemos a acostarnos con la caída del sol y a levantarnos cuando el sol despierta en la mañana. Esta característica se puede ver afectada por cambios y momentos del ciclo vital, por ejemplo la adolescencia o la vejez.
- Los bebés recién nacidos dormirán significativamente mas y de forma profunda durante más tiempo hasta alcanzar una edad cercana a los 7 u 8 años, es a partir de este momento que se suele normalizar el sueño de prácticamente el 100% de los niños ajustándose a patrones más parecidos a los de los adultos.
- Aproximadamente a partir del séptimo mes de vida, un ser humano ya tendrá un ciclo de sueño completo o maduro, dependerá de características individuales, pero podremos observar personas de ciclo corto, que harán ciclos de sueño de unos 100 minutos y de ciclo largo que podrán llegara dormir en ciclos de más de 180 minutos.
- Los ciclos y fases de sueño se corresponden con los cambios en la actividad del cerebro mientras estamos dormidos. Se da una primera fase de sueño que conocemos como NOREM y en la que pasaremos de un estado de «duermevela» a un estado de sueño profundo, que es ese estado en el que puede caer una tormenta en el exterior y no nos daríamos cuenta. Este estado de sueño profundo se asemeja en la actividad cerebral al de un estado de coma inducido. Esta fase NOREM es la responsable del descanso y desconexión de nuestro sistema nervioso, si no conseguimos hacerla en profundidad nos sentiremos tremendamente cansados por la mañana al despertar, aunque hayamos dormido las horas suficientes.
- La segunda gran fase de sueño se conoce como REM, y se caracteriza porque nuestros cerebro actúa casi como si estuviera despierto. Es en este momento en el que se producen los sueños, parece que nuestro sistema nervioso central estuviese haciendo una labor de reorganización y limpieza que nos preparar para poder afrontar las nuevas experiencias del día. Durante esta fase de sueño se producen unos movimientos de los ojos muy rápidos y sincrónicos, de ahí el nombre de las dos fases de sueño, REM viene del inglés Rapid Eyes Movement (Movimiento rápido de ojos).
Trastornos de sueño
Se dan múltiples razones para que una persona experimente dificultades para dormir, sin embargo no todas las patologías del sueño son susceptibles de tratamiento «tan solo» psicológico. Dificultades como la narcolepsia, o las apneas obstructivas (SAOS ó síndrome de apnea obstructiva del sueño) por ejemplo, requerirán tratamiento médico. Nos centraremos en aquellas otras dificultades que tienen una base conductual, es decir, aquellas que son susceptibles de mejorar con cambios en nuestros hábitos o aquellas otras que son síntomas de que hay otras cosas en nuestro día a día que nos están afectando. Vamos a diferenciar entre dos tipos de dificultades, las parasomnias y las disomnias.
Parasomnias
Casi todas ellas tienen carácter benigno, y no suelen interferir en el descanso de la persona si esta no llega a despertarse.
Hablamos del sonambulismo, los somniloquios (hablar en sueños), los terrores nocturnos (casi exclusivos de la infancia) y las pesadillas. Todas estas dificultades son un reflejo de un exceso de activación durante el sueño y su tratamiento pasa por realizar una sencillas pautas de «higiene de sueño» que harán que se vuelvan infrecuentes y poco significativas. Recibimos a muchas familias con dudas sobre que deben hacer en estos casos, especialmente en la consulta de niños y generalmente se resuelven de forma sencilla con unos pequeños ajustes.
Debemos hacer una mención en concreto ante las pesadillas, éstas suelen tener un carácter evolutivo, aparecen con muchísima frecuencia en la primera infancia (2 años) y pueden acompañar a los pequeños hasta los seis años, momento en el que se suelen mitigar sensiblemente. Sin embargo esta dificultad puede mostrarse de forma recurrente, invasiva y con un carácter muy perturbador cuando una persona está pasando por un momento crítico de su vida, o cuando lo ha pasado. De hecho la presencia de pesadillas se identifica como sintomatología del trastorno de estrés postraumático y son claras señales de que no estamos pudiendo «digerir» aquello que nos ha pasado. En casos extremos podríamos incluso desarrollar una fobia a dormir (clinofobia) como una forma de evitar la exposición al terror de nuevas pesadillas.
No es difícil imaginar el desastre para el equilibrio personal y el impacto en todos los ámbitos de la vida de una persona que presenta pesadillas aterradoras y recurrentes en las que revive una y otra ver un hecho o una serie de hechos en las que experimentó la sensación de que su vida o la de otros podría estar en riesgo. La presencia de pesadillas lleva, en no pocas ocasiones a la aparición del segundo grupo de dificultades de sueño, que veremos a continuación.
Disomnias
Hablaremos aquí solo del insomnio en todas sus formas. Las dificultades para quedarse dormido al inicio de la noche, los despertares a medianoche que se transforman en noches en vela, personas que no duermen durante varias noches seguidas o que lo hacen a deshora, porque «así descanso un poco». S<
Son una multitud los clientes que acuden a nuestra consulta relatándonos que no descansan bien, que se desvelan y no pueden parar de pensar en lo que les preocupa durante el día. Están agotados, muchas veces nos explican que caen rendidos de cansancio en el primer sueño, pero que parece que con 4 o 5 horas de sueño su mente tiene bastante y que se despiertan y no pueden volverse a dormir.
Recurren a todo tipo de trucos, tisanas, fitoterapia (preparados a base de plantas) e incluso psicofármacos, pero todos estos remedios cumplen una única misión, tratar de bajar el nivel de ansiedad, el nivel de activación previa al sueño para facilitar el descanso.
Si tuviéramos faringitis ¿nos curaríamos tomando un paracetamol?, la respuesta es NO, ya que esta patología de vías altas es de origen bacteriano y requiere del uso de antibióticos para su cura.
Bien pues esto es lo que hacemos una y otra vez con las dificultades para el descanso, ignoramos que son una señal de nuestro sistema nervioso de que está sometido a mucho estrés, Nos atiborramos de remedios para dormir sin atacar la verdadera dificultad del problema, lo que nos pasa de día, o lo que nos pasó en su día.
La respuesta de estrés provoca alteraciones en el apetito, nos puede «revolver» las tripas y nos mantendrá en un estado de hipervigilancia o de alerta constante, ¿cómo vamos a dormir de ésta manera?
Si esto es así, los ansiolíticos y antidepresivos sólo servirán para echar tierra sobre el problema atacando el síntoma pero no su raíz. Podremos tener momentos mejores, pero si no podemos hacer cambios que lleguen al origen del estrés no nos sentiremos totalmente recuperados, Muchas personas no pueden hacer estos cambios solas y recurren a la ayuda de especialistas de la psicología.
Múltiples estudios avalan la eficacia de las terapias psicológicas en el control de la respuesta de estrés y en la mejora general de la sensación de descanso y de ajuste psicosocial en pacientes con dificultades de sueño, entre otros síntomas.
En Psicopartner somos expertos en el manejo del estrés y en la mejora del trastorno del sueño de nuestros pacientes, con un enfoque integrador que incluye abordajes terapéuticos, pero también otros como la psicología coaching y los programas de mindfulness.
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