Introducción al Trastorno Sexual
Es difícil encontrar a la pareja que podamos afirmar que es perfecta, aunque así puedan parecerlo externamente. Una gran parte de ellas tienen diferencias-dificultades que varían según la importancia y la gravedad de las mismas.
Una de las más frecuentes es, sin ninguna duda, la que conlleva el apartado sexual. Hay parejas que no se acaban de entender en la cama; muchas veces sí se llevan bien y se entienden en la vida cotidiana, tienen buena comunicación, mantienen una relación adecuada con las familias de origen, llevan a cabo proyectos e inquietudes comunes, tienen los mismos gustos e intereses…pero cuando se trata de sexo la cosa no acaba de funcionar. En realidad, esto es bastante frecuente, creando muchas veces un gran deterioro en la pareja.
En determinados contextos y circunstancias todavía cuesta hablar de sexo con normalidad. Así, en conversaciones con amigos, familiares se hablan de diferentes preocupaciones, asuntos cotidianos, pero rara vez de dificultades de carácter sexual.
La sexualidad y los trastornos sexuales es uno de los temas que más ha cambiado socialmente. No hace tanto tiempo como podemos pensar el sexo estaba concebido-visto como un tema tabú. Lo que ha conllevado muchos prejuicios y en ocasiones un desconocimiento sobre la sexualidad propia y de la pareja. Y es que la sexualidad en las relaciones de pareja es algo más que sexo, representa un encuentro íntimo, la pasión, un tiempo para estar a solas y dedicar exclusivamente a esa persona; se trata de un termómetro que mide muchos ingredientes de la vida conyugal.
Problemas sexuales más frecuentes
Vamos a comentar algunas de las diferencias con las que se encuentran las parejas a la hora de mantener relaciones sexuales.
Dentro de las dificultades que afectan fundamentalmente a un miembro de la pareja cabe destacar:
- En el caso de mujeres, el vaginismo ( una afección en la que los músculos vaginales se tensan y contraen de manera involuntaria, provocando dolor al realizar la penetración y en ocasiones la imposibilidad de la misma, pudiéndose desencadenar dicha contracción ante otros estímulos como una visita ginecológica o la inserción de un tampón u otro objeto ), el bajo deseo sexual y la anorgasmia.
- En el caso de los hombres, sus mayores quebraderos de cabeza son la disfunción eréctil y la eyaculación precoz. Muy asociado con ellos se encuentra la presión sobre el rendimiento sexual: «El miedo a no estar a la altura”.
Aún hoy ( aunque en menor medida ) existe la idea básica de que las relaciones sexuales pasan por la penetración, sin embargo, muchos terapeutas mantenemos que otras muestras de cariño y afecto abren la puerta a un mayor contacto físico y reconectan con la idea de disfrutar del sexo de diferentes maneras a través del erotismo.
- Dentro de las quejas y dificultades habituales de ambos miembros destacamos:
- Una queja habitual es que el sexo se ha vuelto algo monótono y aburrido, la pasión ha decaído. Es normal que la pasión inicial decaiga, pero cuando lo hace de forma muy fuerte hay un problema importante.
Muy relacionado con ello está que no hay tiempo para tener sexo. En un principio de la relación las parejas se conocen en entornos propicios para mantener relaciones sexuales con un nivel de pasión muy alto, favorecido por el entorno en el que las obligaciones están exentas ( así quedamos para ir a comer-cenar, al cine-teatro, a pasear al campo ) pero a medida que la pareja adquiere compromisos las obligaciones se hacen presentes y por tanto la falta de tiempo también y por ende el descuido personal-sexual; lo que en muchas ocasiones conlleva discusiones en la pareja pues la sexualidad ha perdido su carácter espontáneo y natural. - Uno tiene más deseo que el otro; aquí podemos encontrarnos un problema de facto, pues uno de los componentes de la pareja se siente agobiado mientras el otro rechazado. Quien tiene mayor deseo es quien suele iniciar el contacto sexual ( con la presión de que al otro le agrade ), algo que de perpetuarse en el tiempo es posible que se acabe sintiendo poco deseado-a y en caso de producirse rechazo-disgusto de forma habitual se llegue al rencor mientras que el otro miembro de la pareja se siente presionado, perdiendo el sexo todo el carácter placentero.
- Discutir mucho; Y al discutir, uno de los dos no tiene ganas de sexo. Los problemas más simples pueden matar las relaciones. Aunque a algunas personas les gusta solucionar sus problemas en la cama, otras no lo conciben, por lo que es necesario trabajar los conflictos y la manera en la que se discute y solucionan los conflictos para que, siendo amables y respetuosos, la intimidad sexual no se vea afectada. En ocasiones, y según las parejas de que se trate, mantener relaciones íntimas tras un desacuerdo proporciona una situación propicia para que, consiguiendo conjugar el disfrute-placer propio con el del otro se genere un acercamiento afectivo-emocional, empatía hacia el otro permitiendo ver el problema que generó la discusión con mayor distancia y objetividad.
Consecuencias de los Trastornos Sexuales
Para tener unas relaciones sexuales adecuadas es importante el autoconocimiento, la autoestima, el autocuidado y que cada uno de los miembros de la pareja se sienta bien físicamente; así cada uno de ellos puede afrontar la relación con confianza y seguridad.
Muchas veces detrás de problemas sexuales se encuentra una baja autoestima, problemas de imagen corporal, un desconocimiento o un mal conocimiento de la sexualidad propia y del cónyuge, igualmente un problema sexual es un factor de riesgo para generar problemas de autoestima en uno o ambos miembros de la pareja.
Un problema sexual arrastra o puede generar otros problemas: comunicación en la pareja, empatía, distanciamiento afectivo, conductas compensatorias de un miembro hacia el otro motivado por la culpa que a veces puede crear otros problemas como inutilizar al otro, sobrecargarse de responsabilidades con menos tiempo para intentar tener intimidad y afecto en la pareja, perdiéndose actividades gratificantes que se hacen en pareja. Si es un problema que tiene uno de los dos ( eyaculación precoz, vaginismo, falta de deseo… ) utilizar el problema como arma arrojadiza, fuente de reproches y culpa hacia el otro y en ocasiones faltas al respeto.
Otro problema que en ocasiones puede llevar asociado son los celos, pensando en que si no se mantiene relaciones sexuales podrá estar con otra persona.
Hay veces que las diferencias entre dos personas son tan grandes que hace que sean incompatibles en la cama. Pero antes de tirar la toalla se pueden hacer muchas cosas para intentar acercar posturas y llegar a un punto intermedio en el que los dos se sientan a gusto. Para ello, es fundamental seguir tres pasos: autoanálisis, comunicación y negociación.
Consejos y recomendaciones
- Evitar el silencio en la pareja: pues el silencio también implica no expresar ni compartir emociones, con un incremento del aislamiento.
- No intentar repetir siempre el mismo patrón: Albert Einstein proponía que la locura es intentar siempre lo mismo y esperar que el resultado sea diferente. Repetir el mismo patrón conlleva más presión, generándose ansiedad en uno o en los dos. La ansiedad es un estado incompatible con la calma-el relax y por tanto igual que se ha aprendido a tener ansiedad es necesario aprender a no sentirla ante encuentros sexuales.
- Busca ayuda profesional: Habitualmente se tarda mucho tiempo en pedir ayuda, pensando que puede solucionarse por sí mismos, y muchas veces asociado un fuerte sentimiento de vergüenza a contar lo que se consideran las situaciones más íntimas de una pareja, sintiendo contar los problemas sexuales como una violación a la intimidad. Es algo habitual, con lo que los terapeutas nos encontramos habitualmente y para la que es necesaria una especial sensibilidad.
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