La competitividad

¿Qué es la competitividad?

Hace tiempo un paciente que se definía a sí mismo como extremadamente peleón y competitivo me dijo una frase que me impactó:

“ Intentando ser el mejor, me olvidé de ser”.

La Real Academia Española de la Lengua define el concepto de competitividad en dos acepciones:

  1. Capacidad de competir.
  2. Rivalidad que se produce para la consecución de un fin.

Vista la definición todos somos competitivos en mayor o menor grado. Somos seres sociales y la sociedad actual se caracteriza por ser enormemente exigente-demandante, siendo habitual que a todos y cada uno de nosotros se nos exija un alto nivel de competencia en distintas áreas, dominios y ámbitos. Queremos alcanzar metas en muchos casos marcadas por otras personas que las han alcanzado, objetos colectivos para los que hay menos productos que aspirantes ( llámese un puesto de trabajo, una competición deportiva, el móvil de última generación, el juguete de moda para nuestros hijos, etc ).

Quien es competitivo tiene la vista puesta en su propia capacidad para alcanzar una meta antes que los demás, a los que considera un competidor- para lograrla

También somos seres individuales que luchamos por superarnos a nosotros mismos, alcanzar nuestros objetivos personales, en definitiva, conseguir un crecimiento personal, muy relacionado con él se encuentra la competencia como la capacidad de hacer frente a la tarea que se le demanda con gran efectividad; Competencia implica aptitud, preparación… Y pone en relación al individuo con su propio ser y su objeto de deseo.

Ambos conceptos están vinculados, aunque presentan sus diferencias. Por lo general para ser competitivo, al menos con cierta garantía de conseguir aquello que nos proponemos se necesita tener un mínimo de competencia, a la vez que a menudo es posible mejorar la competencia en una tarea mediante la competición con los demás.

La competitividad implica poner el foco en los demás, la competencia, por el contrario, se centra más bien en la tarea a realizar.

¿La competitividad es buena o es mala?

  • ¿Te has planteado qué significa ser competitivo para ti?
  • ¿Para qué quieres o no serlo?

La competitividad per se no tiene por qué ser mala, pues ayuda a crecer y desarrollarnos como personas, depende del uso que hagamos de ella y de cómo la enfoquemos. Así cuando la competitividad está en consonancia con nuestros valores personales y prioridades vitales, es un potente aliado, no así cuando interfiere la consecución de éstos generando una potente disonancia.

Ser competitivo, en su justa medida es una virtud que nos ayuda a desarrollar nuevos aprendizajes, potenciar nuestra capacidad de mejora, afrontar retos. Sin embargo, llevar la competitividad a cualquiera de los extremos supone un serio peligro para nuestro bienestar, nuestra salud mental y emocional.

Ser competitivo es sano cuando existe un equilibrio entre para qué queremos conseguirlo, qué ganamos con ello y cuánto invertimos en el mismo.

Quisiera compartir una reflexión, que sería para nosotros no tener nada por lo que luchar. Muchas personas se preguntan, para qué voy a intentarlo si no soy capaz, ya he fracasado muchas veces o el coste que va a tener es demasiado elevado. Así, Un defecto de competencia está muy cercano a la inacción, la desidia y la apatía, variantes que de mantenerse en el tiempo de manera intensa constituyen un caldo de cultivo para el desarrollo de trastornos del estado de ánimo.

Por el contrario, cuando un exceso de competitividad conlleva un desequilibrio personal es un buen momento para reflexionar. Así, cuando pretendemos lograr nuestros objetivos personales a cualquier precio, sin importar cómo conseguirlo, obviando los derechos y necesidades de los demás, una lucha que fomenta el individualismo y conlleva que sólo se centre en el objetivo no disfrutando del camino para conseguirlo, nuestro propio bienestar y el de los demás se ven dañados donde la ansiedad y el estrés se convierten en compañeros habituales de viaje.

Signos de una mala competitividad.

Una de las dificultades que habitualmente encuentro en consulta es la dificultad de reconocer, identificar y poner nombre a las emociones negativas que implica una competitividad insana.

Podemos plantear estos rasgos como síntomas de “una mala competitividad

  • Competir supone una ansiedad, un malestar desproporcionado a la situación que lo genera. Así, más que ir a trabajar, a entrenar, a estudiar, etc parece que se entra en una contienda donde vale todo. Por el contrario, la competitividad positiva implica el cuidado de nuestro bienestar.
  • Va en contra de nuestros principios, valores.
  • Se busca un objetivo para eliminar el malestar que supone no lograrlo, más que la satisfacción de lograrlo.
  • No se respetan las necesidades, derechos de los demás en beneficio de conseguir el objetivo añorado, lo que habitualmente se suele decir pisar a los demás.
  • Asociado a esto, no es infrecuente que se produzca el deterioro en las relaciones laborales, sociales o familiares. A nadie nos gusta tener a alguien cerca en quien no poder confiar.
  • Se dificulta el trabajo en equipo.

Si te has visto reflejado-a en este artículo, tienes dificultad para manejar la competitividad, puedes ponerte en contacto con el equipo de PSICOPARTNER, llamándonos al +34 669 489 678 o enviándonos un email a hola@psicopartner.com y reservar una cita presencial o bien utilizando nuestro servicio de psicología online, donde estaremos encantados de analizar tu caso, atenderte y ayudarte.

Ernesto Martín

Ernesto Martín

Psicólogo Sanitario Psicopartner

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