Los perfeccionistas imperfectos: Más allá de la procrastinación

¡Da el paso ahora!

Aprovecha los descuentos en tu primera cita

30% dto

Procastinar no es simplemente dejar algo para más tarde. Tampoco es sinónimo de pereza o falta de fuerza de voluntad. En realidad, cuando posponemos una tarea importante, estamos intentando evitar un malestar interno: la ansiedad, la vergüenza, o el miedo al fracaso. Por eso, más que un problema de gestión del tiempo, la procastinación es un problema de gestión emocional. 

¿QUÉ HAY DETRÁS DE LA PROCASTINACIÓN?

La procrastinación es mucho más común de lo que pensamos. Se estima que entre el 80% y el 95% de los estudiantes universitarios han procrastinado alguna vez, y aproximadamente el 50% lo hacen con frecuencia. Pero no es exclusivo de los jóvenes, 1 de cada 5 adultos procrastina todos los días.

Y no es casualidad. Cuando nos enfrentamos a una tarea difícil, nuestra mente busca un alivio inmediato. En vez de ponernos a trabajar, abrimos Youtube, comemos algos, o revisamos las redes sociales. ¿Por qué? Porque la tarea nos genera tensión, y hacer otra cosa nos da una pequeña recompensa inmediata, un alivio. El problema es que esa “solución rápida” trae después más culpa, más estrés y más malestar. 

pexels tara winstead 8386711 Los perfeccionistas imperfectos: Más allá de la procrastinación

Además, se pueden distinguir dos tipos de procrastinación:

  • Procrastinación por activación: la persona deja todo para el último minuto, buscando la emoción de la presión. Se convence de que trabaja mejor antes estrés. Sin embargo, oculta la necesidad de sentir algo debido a la desconexión de estar todo el rato hacia tareas sin propósito, teniendo dificultades para realizar tareas que no proporcionan gratificación inmediata.
  • Procrastinación por evitación: muy común en personas con altos niveles de ansiedad y perfeccionismo. La tarea genera tanto malestar que se evita por completo. El miedo a fallar, a decepcionar o a no estar a la altura paraliza. 

DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA

Procrastinación y perfeccionismo parecen opuestos: una se asocia al “no hacer” y el otro al “hacer demasiado”. Pero en realidad, son dos caras de la misma moneda. Ambos comparten un núcleo común: la autoexigencia extrema.

El perfeccionismo no es simplemente querer hacer las cosas bien. Es sentirse obligado a hacerlas perfectas. Es vivir con una voz interna que repite: “si no lo haces perfecto, no vale”, “no puedes fallar”, “tienes que ser mejor”.

Los perfeccionistas tienen un nivel de exigencia muy elevado consigo mismos, imponiendose metas tan altas, a menudo siendo incalcanzables. Pero tambien tienen un miedo atroz a equivocarse, tienen el miedo a no ser perfectos. Para ellos, cometer errores no es una posibilidad aceptable. Y cuando aparece una tarea a hacer, esta se convierte en una amenaza para su autoestima. Y la solución inmediata es evitarla, postegarla, huirla. De ahí que sea el grupo con mas tasa de procastinación.

Así nace el círculo vicioso del perfeccionismo y la procastinación:

Captura de pantalla 2025 05 04 200748 Los perfeccionistas imperfectos: Más allá de la procrastinación

¿Y SI EL PROBLEMA NO ES LO QUE HACES, SINO LO QUE SIENTES?

Detrás de la procrastinación no hay pereza. Hay una parte de ti que teme fracasar y sentirse inútil. Una voz interna que te grita que “no puedes permitirte fallar”. O incluso una parte que siente que, si haces las bien, no mereces reconocimiento porque “podrías haberlo hecho mejor”

Por lo tanto, la procrastinación es un problema de regulación emocional, y no tanto un problema de gestión del tiempo, ya que el retrasar esa actividad temida produce un alivio rápido, pero después aparece la culpa y el estrés. 

LAS CONSECUENCIAS DE PROCRASTINAR

Este ciclo tiene un alto coste. A corto plazo, el posponer reduce el malestar y se produce un alivio inmediato. Pero esto dura poco, enseguida llega el estrés, la ansiedad, la frustración y la sensación de estar siempre corriendo detrás de todo. 

Con el tiempo, este patrón crea un efecto dominó:

pexels anastasia shuraeva 4406692 Los perfeccionistas imperfectos: Más allá de la procrastinación
  • Aumenta la ansiedad porque las tareas se acumulan. 
  • Disminuye la autoestima porque sentimos que no somos capaces. 
  • Aumenta la culpa, la frustración y la vergüenza. 
  • Dificulta el descanso, la concentración y la sensación de control. 
  • Se refuerza el diálogo interno negativo: “soy un desastre”, “nunca voy a cambiar”

Este diálogo tan dañino refuerza el ciclo del malestar y las evitaciones.  

A largo plazo, la tensión y el desgaste continuo produce un cansancio profundo, un agotamiento que te lleva a seguir posponiendo porque no tienes energía para hacerlo.

Quienes procrastinan de forma crónica suelen presentar:

  • Peor rendimiento académico o profesional.
  • Mayores niveles de estrés, ansiedad y síntomas depresivos.
  • Problemas de salud física (insomnio, cefaleas, tensión muscular, palpitaciones).

No es un simple “mal hábito”. Es un patrón emocional que afecta directamente a tu bienestar y calidad de vida.

EL SECRETO OSCURO DE LA PROCRASTINACIÓN

Hay algo de la procrastinación que nadie cuenta: cada vez que pospones una tarea, sin darte cuenta estás entrenando a tu mente a evitarla. 

Tu cerebro aprende rápido. Si hoy decides no hacer algo porque te da pereza, miedo o inseguridad, mañana será todavía más difícil empezarlo. Y pasado mañana, peor. Porque cada vez que evitas, refuerzas la idea de que esa tarea es algo negativo, pesado o peligroso. 

Así se forma un círculo silencioso pero muy potente:

Captura de pantalla 2025 05 07 124109 Los perfeccionistas imperfectos: Más allá de la procrastinación

Lo que mantiene viva la procrastinación no es el cansancio, es la evitación. Y la única manera de romperlo es afrontando, aunque sea en pasos pequeños. 

Por eso es tan importante cambiar el enfoque: no esperar a tener ganas, no esperará que sea el momento perfecto, no esperar a tener tiempo suficiente… 

Por lo que todo empieza con dar un pequeño paso, solo basta con 10 minutos, no hace falta saber por dónde empezar, aunque parezca que vaya a salir mal… 

Lo importante no es hacer la tarea, sino salir de ese patrón de evitación. El objetivo es adoptar una nueva manera de hacer las cosas, afrontandolo:  hoy no me escapo, hoy doy un paso, puedo con esto…  

No se trata de hacerlo perfecto, ni de hacerlo todo hoy, se trata de empezar. 

¿QUÉ HACER?

La buena noticia es que este patrón se puede transformar. Aquí te comparto algunas estrategias prácticas y realistas que pueden ayudarte:

  • Prestar atención a tus emociones: antes de ponerte a hacer o posponer una tarea, para y preguntate: ¿Qué siento ahora mismo? 

Solo poner nombre al malestar ya es un primer paso. Solo atender a estas emociones y expresarlas libera parte de la carga.

  • Dejar de buscar la perfección: empezar es mejor que no hacer nada. Muchas veces el impulso de tenerlo que hacerlo perfecto nos paraliza. Empieza con lo que puedas, aunque sea imperfecto. Porque avanzar imperfectamente es mucho mejor que no avanzar. 
  • No dejarlo para mañana: no esperar a que tengas ganas, no esperar al momento perfecto. Lo más importante es hacerlo, aunque sea 10 minutos. Lo importante es afrontar nuestros problemas. 
  • Sé compasivo contigo: ¿Le dirías a tu amigo que es un desastre por no haber hecho algo a tiempo? ¿entonces, por qué te lo dices a ti mismo?

Recuerda que equivocarse es humano.

  • Divide y vencerás: las tareas grandes asustan. La solución es dividirlas en pasos pequeños. Así la tarea deja de ser una amenaza y se convierte en acciones manejables  Cada mini acción es una victoria. Y  cada logro genera motivación.
  • Encuentra el significado: otra técnica es recordar porque esa tarea es importante para ti.  ¿Por qué esta tarea es importante para mí? Conectar con el sentido personal de lo que hacemos reduce el rechazo. No lo haces porque “tienes que”, sino porque el resultado te acerca a aquello que es importante para ti. 

Si estas estrategias resultan difíciles de aplicarlas por tu cuenta, no estás solo. Pedir ayuda no es rendirse, es cuidarse. La terapia te ofrece herramientas para romper estos patrones. 

Si te has sentido reflejado en este artículo, no estás solo. Hay una salida. Y no empieza con una lista de tareas ni con más presión, sino con un acto de valentía: pedir ayuda y permitirte ser imperfectamente humano. Puedes ponerte en contacto con el equipo de Psicopartner,  llamándonos al +34 669 489 678 o enviándonos un email a hola@psicopartner.com y reservar una cita presencial o bien utilizando nuestro servicio de psicología online, donde estaremos encantados de analizar tu caso, atenderte y ayudarte.  

Picture of Luis Guillen Plaza

Luis Guillen Plaza

Psicólogo Colegiado M-40260 (Salud y Trabajo)
Psicólogo especialista en Sexología, Orientación Sexual y Terapia de Pareja

CONCERTAR cita

Terapia individual de sexología (Presencial)

75,00 85,00  Seleccionar opciones Este producto tiene múltiples variantes. Las opciones se pueden elegir en la página de producto

Terapia Psicológica Individual (Presencial)

65,00 75,00  Seleccionar opciones Este producto tiene múltiples variantes. Las opciones se pueden elegir en la página de producto

Comunicación pareja

El precio original era: 100,00 €.El precio actual es: 75,00 €. Añadir al carrito

Publicaciones relacionadas

Adolescencia Psicológica

Adolescencia

Vivir con un adolescente y cuidar su autoestima Comenzaremos por establecer un supuesto fundamental. Entenderemos que el proceso vitales un proceso de cambio continuo un

Leer Más >>