Si hay una asignatura pendiente en nuestra sociedad, es la inteligencia emocional. A pesar de que todos los seres humanos tenemos emociones, muy poco sabemos acerca de ellas. Prácticamente nadie nos enseña a gestionar nuestras emociones a lo largo de nuestras vidas.
A veces, solo sabemos si estamos “bien” o “mal”, pero no sabemos indagar más allá de ello. Por ejemplo, sabemos que estamos mal, pero quizás no reconocemos que lo que sentimos es frustración, desesperanza o nostalgia.
El problema de no reconocer y saber gestionar nuestras emociones nos trae graves consecuencias. Uno de los peores actos que realizamos es reprimir nuestras emociones.
Creemos que reprimiéndolas las hacemos desaparecer, pero no es así, las emociones están ahí.
La represión emocional consiste en tapar, ocultar o ignorar nuestras emociones. Pero esto suele ser un acto bastante automático e inconsciente. Es por ello que quizás te estés preguntando: Alicia, ¿cómo reprimimos nuestras emociones? Pues de muchas maneras, algunos ejemplos son los siguientes:
- No pensando en aquello que nos hace daño.
- Abusando de sustancias que alteran nuestro estado de ánimo y nos “anestesian” a nivel emocional (alcohol, drogas, psicofármacos…).
- Dándonos atracones.
- Ocupándonos con muchas actividades.
Normalmente solemos reprimir más emociones negativas que positivas. Pero mucho cuidado porque a veces también reprimimos emociones positivas.
En consulta lo veo mucho cuando alguno o alguna de mis pacientes está pasando por un duelo (una pérdida), es como que cuando sienten felicidad se sienten culpables y creen que pasándolo bien no están demostrando que querían a su ser querido.

En nuestro ADN está evitar aquello que nos produce dolor: no tocamos el fuego porque sabemos que nos quema o no metemos los dedos en el enchufe porque nos podemos electrizar. Pero con las emociones no es tan sencillo y te explico por qué:
Examinemos qué pasa cuando no gestionamos y reprimimos nuestras emociones:
- Si estudiar me produce frustración y dejo de estudiar, nunca conseguiré dedicarme a lo que deseo.
- Si me da vergüenza hacer nuevos amigos y evito socializar, mi circulo social será muy pequeño.
- Si cada vez que mi vecina hace ruido por la noche me enfado mucho, pero no le digo nada para no discutir, nunca duermo bien y siempre voy cansado/a al trabajo.
¿Te das cuenta? Cuando reprimimos y apartamos nuestras emociones estas nos crean problemas aún mayores. Esto ocurre porque al no enfrentarnos a ellas no aprendemos a gestionarlas.
Además, esto trae más consecuencias, entre ellas tener explosiones emocionales. Cuando tenemos muchas emociones reprimidas, llega un momento que explotamos y, por desgracia, solemos explotar por cosas sin importancia y con la persona o personas que menos se lo merecen.
A veces estas explosiones se traducen en ataques de ira (se te va una discusión de las manos, le gritas ferozmente a tu hijo, etc.) otras, por ejemplo, se traducen en ataques de pánico, episodios de insomnio…
Nuestro cerebro tiene muchas estrategias para reprimir emociones, a veces, acaba “anestesiándonos” ¿no reconoces a alguien a tu entorno que parece que le da todo absolutamente igual?

En la consulta siempre les digo algo a mis pacientes: “si os anestesiáis para no sentir emociones, os anestesiáis para las emociones negativas, pero también para las positivas y esto se traduce en apatía, es decir, en no sentir nada”.
Si en tu mente hay una vocecita que está diciendo “creo que reprimo demasiadas emociones”, sigue leyendo, porque ahora te voy a contar algunos ejercicios que puedes realizar para poder dejar de reprimir y poder gestionar mejor tus emociones:
- Aprende a identificar tus emociones, intenta indagar más allá de “estoy bien” o “estoy mal”, pregúntate cosas como ¿por qué me siento así? ¿qué señales me da mi cuerpo? ¿estoy tenso, nervioso, estoy sudando…? Si te sigue costando te recomiendo que le eches un ojo a materiales de inteligencia emocional. Uno de ellos es “El emocionario” es un diccionario de emociones.
- Pregúntate con más frecuencia cómo te sientes y qué necesitas.
- Evita la racionalización, a veces intentamos mirar para otro lado y fingimos que no nos duelen cosas que realmente si lo hacen. Un ejemplo sería “no me pasa nada, a mi no me importa que mi chico todos los fines de semana salga con sus amigos y no haga planes conmigo”
- Aprende a expresar, sentir y trasformar emociones. Podemos expresar emociones, por ejemplo, aprendiendo a decir aquellas cosas que nos sientan mal de manera asertiva. Y podemos trasformar emociones como el estrés, la ansiedad y el nerviosismo a través del ejercicio físico.
- Desmonta mitos tales como: “llorar es débiles”, “llorar es algo malo”, “expresar mis emociones me puede hacer parecer vulnerable”. Expresar nuestras emociones con nuestros seres queridos es necesario para que creemos vínculos de calidad. Llorar, al igual que reír es necesario para nuestra salud mental. Sentir, lo bueno y lo malo, es muy necesario.
Si crees que necesitas aprender a expresar tus emociones en Psicopartner te podemos ayudar. No dudes en contactar con nosotros en el teléfono +34 669 489 678 para reservar una cita presencial o bien puedes utilizar nuestros servicios de psicología online .