¿Qué es el sentimiento de inferioridad?
El sentimiento de inferioridad implica una minusvaloración de las propias capacidades, supone enfrentarse con emociones, comportamientos y pensamientos muy limitantes que interfieren en el día a día de la persona, generando un alto nivel de sufrimiento y malestar.
La consideración de carencia de valor es trasladada al exterior, y se concluye que los demás también comparten la misma opinión; uno puede decirse “ no tengo ningún valor y los demás ven lo mismo que yo”, lo que amplifica la intensidad de las emociones desagradables .
Hay una distorsión en la percepción de uno mismo, una idea desproporcionada que es convertida en una realidad y que limita la evolución y el crecimiento personal, social o profesional
Ese sentimiento resulta persistente y abarca la totalidad o casi totalidad de los ámbitos vitales
Los síntomas
A nivel de síntomas, caben señalarse:
- la falta de confianza en uno mismo y la baja autoestima
- emociones frecuentes de inseguridad, miedo al juicio que puedan hacer los demás , elevadas dosis de vergüenza, de angustia, de culpa o de rabia
- un alto grado de timidez e inhibición en entornos sociales, pudiendo alcanzar intensidades muy altas, que conlleven un aislamiento del entorno
- pensamientos y creencias arraigadas de infravaloración de uno mismo, de inutilidad, de incapacidad, pensamientos del tipo “soy un fracaso”, “soy inútil” o “soy inferior”
- también aparece generalmente dificultad en la toma de decisiones, por lo que, como consecuencia, se espera que sean otros quienes decidan por uno mismo, cediendo así, a los demás, la dirección de la propia vida
- además existe una búsqueda de reconocimiento y validación externa constantes para asegurarse de ir “por el buen camino”
- un escaso grado de autonomía, y dificultad de actuación según las propias normas y valores
- desprecio hacia los propios logros
- actitud repetida de búsqueda de complacer a todo el mundo, de esta forma se evita por ejemplo mostrar enfado, expresar las propias opiniones cuando son diferentes al resto o poner límites, en definitiva, se muestran serias dificultades en asertividad
Las causas del sentimiento de inferioridad

Las causas pueden ser variadas y complejas:
-pueden tener un claro origen en experiencias infantiles. Cuando se ha crecido en entornos donde ha habido abuso físico o emocional, donde las figuras de apego han estado poco disponibles y/o donde la mirada recibida ha sido invalidante, donde no existe una aceptación incondicional, actitud ésta que caracteriza a los entornos seguros que favorecen el crecimiento de la autoconfianza y la propia valía

-haber crecido ambientes de sobreprotección elevada que dificultan las experiencias de aprendizaje y por tanto donde la autonomía se ve sacrificada
- el ser objeto de críticas excesivas, los entornos muy exigentes donde el error no es permitido y la valoración de uno mismo está ligada a los resultados obtenidos
- cuando se ha educado en la comparación con otros, ya puedes ser con hermanos, otros familiares, compañeros de colegio, amigos etc. Esa comparación continua genera tristeza, vergüenza, ansiedad y pensamientos como “no soy tan bueno, capaz o válido como los demás” que se instalan en la persona y acabará por ser ella misma quien adopte la comparación como forma de autovaloración
- el tener alguna característica física diferente de los demás que haya generado actitudes externas de burlas y desprecios
- un ambiente cultural y social que prima los valores de éxito o belleza constantes pueden amplificar un sentimiento de inferioridad existente
En la terapia
En el proceso psicoterapeutico se profundizará en lo experimentado, se explorará el sentimiento de inferioridad de manera personalizada, se mirarán las experiencias vividas, los posibles traumas y su repercusión en el momento presente, para de esta forma poder intervenir y lograr la consecución del bienestar emocional. Se hará un importante trabajo de autoconocimiento que ayudará a descubrirse, comprenderse y enfrentare a las dificultades.
Se atenderán las creencias y los esquemas mentales, de uno mismo y del mundo y se valorará su adecuación, buscando evitar expectativas imposibles y tratando de llegar a formas de mirarse ajustadas a la realidad
Se trabajará a nivel emocional, la exploración, la identificación y la regulación de las emociones: tristeza, miedo, vergüenza, culpa...
Se podrán incorporar habilidades cuando así fuese necesario para lograr tener más recursos de afrontamiento a las situaciones que son vividas como amenazantes, por ejemplo habilidades sociales (iniciar una conversación, presentarse...), asertividad (establecimiento de límites y normas, expresión de opiniones, realizar peticiones, etc.).
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