¿Qué es el apego?
La teoría del apego comenzó a desarrollarla en la década de los 60 del siglo pasado el psiquiatra y psicoanalista John Bowlby (1907-1990), quien a través de su práctica clínica consideró la hipótesis de que los bebés nacen con una necesidad biológica básica de conexión con sus cuidadores principales, y que ese vínculo influirá en el desarrollo afectivo y social a lo largo de su vida. En sus palabras:
“.. el apego es una forma de conducta que tiene como resultado el que una persona obtenga o retenga la proximidad de otro individuo diferenciado y preferido que suele percibirse como más fuerte y/o más sabio”.
De ahí partió uno de los paradigmas actualmente más relevantes en el campo de la psicología y particularmente de la psicoterapia. Investigaciones posteriores desarrolladas por Mary Ainsworth o Mary Main entre otros, incorporaron nuevos conceptos y desarrollos a la teoría original de Bowlby.
Durante los primeros años de vida la máxima prioridad es la supervivencia ya que los bebés nacen indefensos, tienen un sistema nervioso inmaduro, por ello, se hace imprescindible un vínculo intenso y duradero con los cuidadores principales.
Ese vínculo no sólo es entendido en un nivel físico, sino también emocional, gracias al cual el bebé podrá sobrevivir, supone el lazo afectivo que se establece entre el cuidador primario y el bebé. El apego por tanto es un sistema de carácter biológico, que tiene connotaciones conductuales y motivacionales, que aporta la seguridad básica que se necesita para la exploración del entorno y de ahí su gran importancia para el desarrollo y en definitiva para la vida.
El objetivo de esa vinculación será el de proporcionar la seguridad, el consuelo y la protección requeridas y consecuentemente todo aquéllo que ponga en peligro ese vínculo implicará para el bebé y/o el niño una gran amenaza.
Características del vínculo de apego
Características fundamentales de esta necesidad serían:
- tener un carácter innato
- implica tanto aspectos biológicos como psicológicos
- su formación se desarrolla en diferentes fases, desde la fase de preapego de los primeros meses hasta la consolidación del propio sistema de apego que se alcanza en los 3 primeros años
- las relaciones de apego se mantienen durante toda la vida, supone un proceso dinámico y esas relaciones se irán transformando a lo largo de los años
Destacar que las funciones básicas de las figuras de apego serán la de representar una base segura, lo que se manifiesta a través de las muestras de empatía, de sensibilidad, de disponibilidad y responsividad ante las necesidades del niño, y a la vez, la de ser ese refugio al que acudir en el caso de sentirse amenazados.
Cuando estas actitudes de los cuidadores se manifiestan de manera habitual estas figuras actúan como reguladores emocionales, aportando al niño la serenidad y seguridad que le permitiría un desarrollo emocional sano.
Los estilo de apego
En cambio, cuando esas funciones no son sostenidas por parte de los cuidadores principales y se producen importantes rupturas en ese vínculo, el cerebro del niño deberá adaptarse a las circunstancias del entorno creando estrategias para disminuir la incertidumbre y el estrés que está experimentando y tratará de adaptarse al comportamiento de sus figuras significativas. El niño buscará estrategias para regularse de manera alternativa, lo cual determinará el tipo de apego que irá desarrollando.
Las investigaciones de Ainsworth y posteriormente de Main determinaron que existían diferentes patrones de apego derivados del tipo de relación que se establecerá con los cuidadores. Es decir, diferentes formas de vinculación afectiva entre los niños y sus figuras significativas, según éstas sean o no capaces de responder a las necesidades del pequeño y representar para él su base o su refugio en caso de sentir malestar, a saber: el apego seguro, diferentes tipos de apegos inseguros (evitativo o ansioso) y el apego desorganizado.
La gran importancia que tienen estos primeros años radica en que el tipo de apego desarrollado en la infancia marcará de manera relevante la forma de relación con los demás y con uno mismo a lo largo de la vida. De ello dependerá el grado de ajuste y bienestar de la persona, de forma que una alta calidad en las relaciones tempranas de apego es capaz de predecir menores niveles de ansiedad, de ira , de depresión, de culpa, así como una mayor autonomía y autoestima más alta.
El hecho de no poder experimentar seguridad y afecto durante los primeros años, hará que el cerebro active las señales de alarma y el circuito relacionado con el miedo tendrá una papel más protagonista, aumentando las probabilidades de desarrollar trastornos emocionales en la adolescencia y en la edad adulta.
Por tanto podemos decir que el apego va a tener una influencia clara en la formación de la personalidad y en las relaciones adultas.
Objetivos de la intervención terapéutica
La intervención psicoterapéutica se centrará en la compensación de las carencias que, procedentes de la infancia, en relación al apego pudieran existir. Para ello será fundamental la relación creada entre psicoterapeuta y la persona que acude a consulta.
La psicoterapia consistirá en la reparación de esos vínculos, mitigando el impacto actual que tienen esas adversidades tempranas, acercando a la persona a formas más seguras de pensamiento y aumentando la flexibilidad para lograr una mayor capacidad de autonomía y exploración y alcanzando un nuevo equilibrio que reduzca el malestar.
Si quieres conocer más sobre el apego en psicoterapia te invitamos a que veas la entrevista realizada en Top Doctors pinchando aquí.
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