Si hiciéramos una encuesta popular preguntando cuáles son los principales pilares en los que se sustenta el bienestar y la felicidad de una persona, con total seguridad que quien tiene pareja, el bienestar en la misma estaría en los puestos más altos.
Las relaciones de pareja, son una de las principales fuentes de gratificación diarias que recibimos; así muchas veces es la persona con quien comenzamos y terminamos el día, con quien compartimos hobbies, pasión, proyectos de vida, y también frustraciones y tristezas dificultades, discusiones, desengaños, desencuentros y rupturas.
La sociedad actual ha experimentado y está experimentando una profunda transformación cultural y social que ha dado lugar a grandes cambios en el concepto de pareja. Mucho han cambiado las relaciones de pareja de manera asociada al cambio social que estamos viviendo. Hace relativamente poco tiempo las separaciones y divorcios eran algo infrecuente. Hoy día los datos procedentes del Instituto Nacional de Estadística en 2017 indican que el porcentaje de divorcio es del 3,4 % en parejas de menos de dos años de duración, el 31,8 % en parejas de entre dos y nueve años de duración, el 32 % en parejas de entre diez y diez y nueve años de duración, el 32,8 % en parejas de veinte o más años de duración.
Cuántas veces hemos oído que la relación empezó mal desde el principio. Mucho se ha dicho y escrito sobre las relaciones de pareja tóxicas, que esencialmente se trata de una relación que en lugar de hacernos crecer personalmente nos hace sentir mal por las causas que sean: porque merme nuestro bienestar, nuestra autoestima, porque mantener viva la relación suponga un gran esfuerzo, crea sentimientos mayormente negativos en uno o ambos miembros. Realizar una adecuada elección de pareja resulta esencial para el mantenimiento y la felicidad de la misma.
Ante uno o varios fracasos amorosos, es relativamente habitual que nos preguntemos:
- ¿qué hice mal si parecía el hombre-la mujer de mi vida ?
- ¿no soy capaz de tener o mantener una pareja?
- ¿sentimos que los demás no saben apreciarte?
- ¿por qué tengo tan mala suerte en el amor?
La suerte en el amor juega un papel secundario, pues tenemos la capacidad de escoger a la persona con la que decidimos compartir nuestra vida. Muchas veces pensamos que es imposible escoger de quién nos enamoramos, pero el enamoramiento no es lo mismo que el amor; el enamoramiento es un sentimiento, éste declina con el paso del tiempo dando lugar a una relación basada en el amor por encima del enamoramiento.
Por desconocimiento, por nuestras experiencias pasadas, por nuestras expectativas, por prejuicios, en ocasiones cometemos una serie de errores cuando elegimos a nuestra pareja:
- Creer que el amor es suficiente para mantener una pareja, que todo lo puede.
Quererse es necesario, pero muy muy rara vez suficiente. Junto con el amor deben existir intimidad ( entendida como la decisión de poner en conocimiento del otro nuestras dificultades y debilidades con la confianza de que nuestr@ compañero las usará para fortalecernos ante ellas y no como un arma arrojadiza contra nosotros ) y compromiso para poder superar las dificultades que aparecerán a lo largo de una vida en común. Sin una mínima estabilidad económica, ideales de pareja y proyectos y comunes, difícilmente podrá mantenerse por mucho amor que haya".
- Comenzar una relación con la idea de cuidar, proteger o salvar al otro.
En ocasiones empezamos una relación con alguien con el afán de salvarle de sus problemas, de apoyarle en su carrera. Una unión de pareja ha de ser un vínculo entre iguales en el que, salvo circunstancias y momentos excepcionales, Nadie cuide de nadie.
Así, no ayudará sentir compasión, lástima por nuestra pareja, ni tampoco ciega adoración, pues la relación tomará unos roles de padre-madre, mentor, terapeuta… la relación como tal se desvirtuará y puede llegar a aparece el “síndrome del salvador”.
- Comenzar una relación para huir de la soledad.
He visto muchas veces en consulta personas que se convierten en “adictos” a la pareja, no contemplando su vida sin ella y empalmando una relación amorosa tras otra, lo que a menudo se traduce en una sucesión ininterrumpida de relaciones tóxicas y de dependencia emocional.
Otras veces hemos pasado mucho tiempo anhelando una pareja, puede llevar a decir que sí a la primera que muestre interés por uno sin estar realmente convencido. Así, haber empezado una relación por miedo a la soledad no deseada, conlleva que uno@ termina por acomodarse en una relación rutinaria y cómoda, pero muchas veces sin ilusión, mantenida por el miedo a la ruptura y no enfrentarnos a uno de nuestros fantasmas, estar solo.
- Renunciar a uno mismo por el otro.
Una relación de pareja ha de ser una unión entre dos personas, cada uno con su historia, su biografía, sus heridas y sus sanaciones ; que deciden compartir, en mayor o menor medida su vida para crear un proyecto juntos.
Esto no debe suponer que ninguna de las dos obvie ni renuncie a cosas que sean realmente importantes. Cuando se quiere, a menudo es fácil ser excesivamente generoso y anteponer los deseos de nuestra pareja a los nuestros.
También es fácil caer en el error de hacer nuestra vida en torno a la otra persona, pues recibimos una gratificación inmediata, dejando de lado nuestras propias amistades, familias, intereses e inquietudes, fiándolo todo a la pareja. Pero por sentir esa necesidad de conexión, dejando atrás nuestros propios límites, nuestras banderas rojas, conllevará perdernos como seres independientes.
- Buscar mantener una pareja por sexo.
Si bien es cierto que el sexo en una relación es cuanto menos muy importante, especialmente en los primeros momentos, pues conlleva intimidad, pasión, conocimiento de la pareja, entrega, una pareja se tiene que basar en algo más que el sexo.
No son pocas las parejas que se mantienen por un enganche sexual, pues supone una fuente de gratificación inmediata y fuerte, podemos preguntarnos cuántas parejas se mantienen por miedo a perder la relación íntima, luego ya estaríamos manteniendo una pareja por miedo.
- Buscar una pareja con ansias por tener hijos.
Muchas parejas se conocen en una edad en la que uno a ambos se plantean seriamente tener hijos, pudiendo incluso haber sido un objetivo vital de uno o ambos y esperar a encontrar al compañero ideal. Sin embargo, lanzarse por el deseo de ser padre o madre es una idea que puede acarrear graves consecuencias, pues la relación no se basará en la pareja de manera prioritaria, sino en los hijos, que cuando lleguen harán que la misma pase a un segundo plano.
Te invito a que reflexiones profundamente sobre qué significa para ti ser padre o madre frente a qué significa ser pareja y cómo compatibilizarlos.
- Suponer que, si me quiere, cambiará.
Se supone que cuando decidimos establecer vínculos románticos con alguien, lo hacemos voluntariamente ya que tiene una serie de valores, principios, cualidades, pero también con sus defectos percibidos por nosotros, que le hacen único.
Muchas veces suponemos que, con el tiempo, la estabilidad de la relación cambiará y se adaptará a lo que esperamos y deseamos. Pero no nos hemos planteado si esos defectos que pretendemos que el otr@ cambie, son defectos para él-ella. Así, si nuestro acompañante no los concibe como tal, lo esperable es que no vea necesidad de cambiar y o no cambiará o no lo hará de manera genuina ni libre. De hecho, si ha sido honest@ contigo, y tú te has avenido a ello, sin compartir su visión, me pregunto quien está sentando las bases para que la relación no funcione.
Planteémonos si esos defectos de la persona con quien decidimos compartir nuestra vida son compatibles con nuestra manera de entender la relación y la vida.
- Actuar no por lo que nos guste sino por gustar a nuestro acompañante, fingiendo ser alguien diferente.
Es cierto que todos tratamos de dar lo mejor de nosotros mismos, potenciar nuestras cualidades y “maquillar” nuestros defectos cuando nos interesa-importa una persona. Pero, si sentimos que, no podemos mostrarnos como somos, pues a esa persona no le vas a gustar, y te sientes obligado a fingir constantemente, lo más esperable es que te canses de pretender ser quien no eres, o la otra persona se acabe dando cuenta de lo que eres.
Si en un momento dado, y con mayor motivo si te ocurre en repetidas ocasiones, llevad@ por la valoración y admiración ( excesiva ? ) a tu pareja, crees que no estás a su altura, igual debes plantearte si realmente estás con la persona adecuada, ya que si para él-ella supone un problema, no hay una aceptación de ti como tal. Si es por ti mism@, que la presión que te autoimpones, terminará por no hacerla feliz al compañero, pues difícilmente podremos hacer feliz a alguien si no lo estamos con nosotros. Nuestra autoestima está en peligro, y si no lo resuelves, se romperá algo más que la relación.
- No tener proyectos de vida, propio y de pareja.
Cuando mantenemos una vinculación, es necesario que compartas con ella unas expectativas y planes de futuro, la unión es francamente difícil que pueda mantenerse en el tiempo. Si no se desarrolla este proyecto difícilmente podremos saber si nuestras expectativas son compatibles o por el contrario son totalmente dispares. Así; ideas como el lugar donde quisiera-quisiéramos residir, tener una relación abierta o no, tener hijos o no, se convertirán en un nexo de unión, o de separación. Podemos pensar que son cosas secundarias y que con el tiempo uno de los dos o ambos cambiéis de idea, pero es posible que no suceda y entonces las perspectivas vitales terminen por volverse incompatibles".
Por supuesto, cualquier relación de pareja implica hacer concesiones y ajustes, pero difícilmente podrá ser satisfactoria si se realiza sobre aquellos planes y valores que nos definen.
Un proyecto de vida conjunto y compatible con ambos miembros, una tolerancia hacia nuestro compañero no intentando convertirle en otra persona, una adecuada comunicación, asumir nuestras propias dificultades de índole personal y trabajar individualmente en ellas supone; por el contario una base firme para el mantenimiento de una pareja a lo largo del tiempo y las dificultades.
Si te has visto reflejado-a en este artículo, tienes dificultades en la elección de tu pareja que te hacen sentir mal contigo mism@ que te impiden sentirte bien, puedes ponerte en contacto con el equipo de PSICOPARTNER, llamándonos al +34 669 489 678 o enviándonos un whatsapp al teléfono +34 613 145 003 o también enviándonos un email a hola@psicopartner.com para reservar una cita, o bien utilizando nuestro servicio de psicología online, donde estaremos encantados de, atenderte, analizar tu caso de forma personalizada y ayudarte.